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SIRIA – 10 de octubre de 2019

 

EEUU retira tropas de su protectorado kurdo en el norte de Siria y su apoyo económico y militar al PKK y las YPG

Mientras Al Assad y Putin masacran Idlib, la última trinchera de la revolución…
Turquía invade Rojava para bombardear y cercar al pueblo kurdo

La partición definitiva de Siria está en marcha

¡Ningún pueblo que oprime a otro puede liberarse a sí mismo!

¡El pueblo kurdo debe romper sin demora con las trincheras
de los asesinos de la revolución siria!

Hay que abrir los frentes para romper el cerco a Idlib. Ese es el camino para derrotar la agresión de Turquía a la nación kurda

La cabeza de la serpiente está en Damasco y Wall Street
¡Abajo la dictadura fascista de Al Assad!

¡Abajo la Conferencia de Ginebra!
¡Fuera Turquía, Rusia, EEUU y todas las tropas invasoras de Siria!

 

Las YPG y el PKK llevan ahora al pueblo kurdo a padecer el martirio de un sanguinario ataque de Turquía, luego de haberlo sometido a los yanquis y sus 10 bases militares instaladas en Rojava y a los generales genocidas de Al Assad y Putin para masacrar la revolución siria. Poniendo al pueblo kurdo a los pies de sus verdugos, las YPG y el PKK rompieron el frente de la revolución en 2012, aliándose con el perro Bashar. Las YPG fueron parte del cerco a Aleppo e invadieron ciudades en el norte de Siria como Tel Abiad, Raqa y Deir ez Zor.
Por esta política de colaboración con los enemigos de la revolución siria, la burguesía kurda ha llevado a la derrota la lucha por la autodeterminación de la nación kurda. Antes lo habían hecho en Irak, colaborando con la invasión yanqui.

Luego de que Al Assad, Putin y Trump masacraran a más de 600.000 explotados, luego de que 15 millones de sirios fueran obligados a huir de las ciudades devastadas y refugiarse en las fronteras, luego de que las ciudades rebeldes fueran entregadas y desarmadas una a una por la burguesía sunnita, supervisada por Turquía… ahora, con la revolución estrangulada, ya ha comenzado la partición de Siria…
Desde las conferencias de Ginebra y Astana, el norte de Siria fue entregado a Turquía como guardián de los oleoductos de las petroleras imperialistas. Más abajo, en Raqa y Deir ez Zor, los yanquis hace rato se quedaron con los pozos de petróleo. En Damasco se queda Al Assad, para que termine de masacrar al último miliciano de la revolución siria en Idlib. Putin mantiene su poder de fuego devastador, con sus bases militares en Latakia y Tartus con las cuales sostienen al miserable ejército de mercenarios de Al Assad.
El frente de los vencedores de la guerra civil contra la revolución siria no admite que ninguna pandilla burguesa menor entre en el reparto del territorio, ni la burguesía kurda ni la poderosa burguesía sunnita de Idlib, a la que se le exige la rendición a punta de pistola. Los ayatollahs iraníes con su guardia islámica y Hezbollah solo se quedan como guardia pretoriana para sostener al perro de Damasco hasta que caiga la última trinchera de la revolución.
Ese frente de los vencedores contrarrevolucionarios impondrá una Siria colonia de las grandes potencias imperialistas, tutelada por la ONU bajo el mando yanqui.
En el protectorado sirio se han perdido y se perderán todos los derechos de Siria como nación independiente y ni hablar, del derecho a la autodeterminación ni a la autonomía del pueblo kurdo, que quedará bajo las bayonetas del perro Erdogan, como lo está dentro de Turquía.

Así está Siria: una revolución masacrada... y también mil veces traicionada por los sirvientes de izquierda de Al Assad a nivel internacional. Todos apoyaron la masacre de Bashar y Putin, o bien, se declararon “neutrales” en una guerra civil donde la revolución estaba siendo aplastada y entregada desde adentro por los “caballos de Troya” de la burguesía sunnita y sus generales sin batalla del ESL. Muchas de estas corrientes, autodenominadas “anticapitalistas”, veían que en esta guerra solo era “progresivo” que gane el pueblo kurdo y así ocultaron la alianza de las YPG y el PKK con las 10 bases militares yanquis instaladas en Rojava. Su posición en realidad fue el apoyo a la burguesía kurda para que esta someta a ese pueblo oprimido a los yanquis, Bashar y Putin. Y lo que vino fue la invasión turca.
¿Cómo el pueblo kurdo podía conquistar sus derechos nacionales de la mano de Trump, los yanquis y Wall Street, que oprimen a la amplia mayoría de los pueblos del mundo, y mientras las masas sirias eran masacradas y entregadas? Esta política “neutral” no fue más que una tapadera vergonzante para apoyar el genocidio del fascista Al Assad, sostenido por la ONU y todas las potencias imperialistas.

 

Ahora, el proceso de partición por parte de las tropas invasoras está en marcha.

El pueblo kurdo recibe, trágicamente, su “premio" por los servicios prestados por sus direcciones al imperialismo yanqui y Al Assad. Lo mismo sucede con la teocracia iraní, que mandó sus tropas a sostener a Al Assad en Damasco. Su “premio”, luego de cumplida su función, ha sido que Irán ha quedado bloqueado por los yanquis. Así controla el imperialismo a sus agentes: mientras cercan Irán, obligan a los ayatollahs a aplastar a los trabajadores sublevados desde hace años en esa nación y, como ya dijimos, a que cumplan su rol de guardia pretoriana en Damasco de forma disciplinada, sin tocar ni una baldosa de Siria.
En el Magreb y Medio Oriente avanza así la contrarrevolución… Yemen está destrozado. El pueblo palestino, cercado... Pero también vuelven a ponerse de pie los combates de las naciones árabes contra el imperialismo y sus regímenes de hambre y miseria en Irak, Sudán, Argelia, Egipto… En Irán mismo se sublevan los trabajadores al grito de “los clérigos viven como reyes y el pueblo como mendigo”. Las masas del Líbano también ganan las calles desenmascarando a esa entregadora y represora burguesía chiita.
El motor de esta nueva oleada revolucionaria de masas es el hambre. Devaluaciones de las monedas y nuevos hundimientos del salario, como en 2011, han desatado la ira y la rebelión de millones de explotados que no aceptan vivir en la miseria y la postración teniendo bajo sus pies el “oro negro”, el petróleo, que le roban y saquean las empresas imperialistas.

La revolución y la contrarrevolución vuelven a verse la cara en el Magreb y Medio Oriente. De un lado, han quedado el imperialismo y sus sirvientes a nivel local e internacional y del otro, las masas rebeldes que no ceden sus últimas trincheras.
El último capítulo de la martirizada revolución siria se está escribiendo en todo el Magreb y Medio Oriente.
El hándicap que tienen los asesinos del pueblo sirio, como ya vimos, está dado por la miserable traición de la izquierda stalinista y de los así llamados “anticapitalistas”, que con su política de “neutralidad” o de apoyo directo, sostuvieron al criminal de guerra Al Assad, separando la revolución siria de la lucha de los trabajadores a nivel internacional.
Hoy se está partiendo y repartiendo Siria. EEUU ha dicho que ellos ahora irán por los negocios millonarios de la reconstrucción. Trump sabe mucho de ello. Y quieren que el “trabajo sucio” que falta hacer lo realicen en el terreno Erdogan y Putin sosteniendo al fascista Al Assad.
Aquí se acaba la pantomima miserable de los que hablaban de una supuesta guerra entre Rusia y EEUU o entre Turquía y Rusia. ¡Mentira! Desde la conferencia de Ginebra, las grandes potencias, de forma directa y disciplinando a todos sus agentes, reagruparon las fuerzas de la contrarrevolución para aplastar a las masas sirias sublevadas en 2011. La burguesía sunnita jugó un rol destacado, entregando desde adentro las ciudades rebeldes y actuando como carceleros de más de 3 millones de sirios en sus fronteras, tratados como obreros esclavos como el pueblo kurdo dentro de Turquía.

Ningún pueblo que ayuda a oprimir a otro podrá liberarse a sí mismo

Jamás el imperialismo podrá otorgarle el derecho a la autodeterminación nacional al pueblo kurdo. Es que las potencias imperialistas están para oprimir, saquear y expoliar naciones, no para liberarlas. Esas potencias son las que, luego de la Segunda Guerra Mundial, dibujaron las fronteras del Magreb y Medio Oriente y dejaron a la absoluta mayoría del pueblo kurdo bajo la bota de Turquía y disciplinados por Hafez Al Assad (el padre de Bashar) en Siria y por Saddam Hussein en Irak.
De la mano de los vencedores de la contrarrevolución en Siria, vendrán masacres para el pueblo kurdo iguales o superiores a las que sufrió en los años ’80. El pacto contrarrevolucionario de la burguesía kurda y del Partido de los Trabajadores del Kurdistán -PKK- (stalinista) con el imperialismo yanqui es el que llenará de sangre a la nación kurda.

El pueblo kurdo, atacado ferozmente por el carnicero Erdogan, debe dejar las trincheras del fascista Al Assad, unirse a la lucha de los focos de la resistencia siria en Idlib, sublevarse en Turquía y romper los pactos infames que la burguesía kurda aún sostiene con los yanquis en Irak. En ese país, los explotados se han sublevado. Las masas sunnitas, kurdas y las chiitas del sur se han unido contra el gobierno del protectorado yanqui luchando por el pan, contra el hambre, la desocupación y la vida miserable que les impone el imperialismo. No hay otro camino. En Siria hay que pelear como en Irak: de un lado, todas las masas explotadas y en la barricada de enfrente, los opresores y el imperialismo.
Antes de que sea tarde... ¡hay que romper con la política infame y colaboracionista del PKK y sus pactos con Al Assad, Putin y los yanquis en Siria, Irak y todo Medio Oriente! Ya es hora. ¡Hay que volver a poner en pie el pacto de la revolución de 2011-2012 entre los explotados kurdos y sirios combatiendo juntos contra el perro Bashar!

Las masas que resisten heroicamente en Idlib, no pueden prestarles el más mínimo apoyo a las tropas turcas que atacan Rojava. Si estas salen de allí victoriosas, Erdogan volverá sus armas para terminar de bombardear y masacrar Idlib junto a Al Assad y Putin. Turquía ya tiene cercada esa provincia junto al perro Bashar y Rusia, como marchan a hacer ahora sobre Rojava.

¡Hay que romper con la burguesía sunnita del ESL –hoy llamado Ejército Nacional- que está bajo el mando de Erdogan y mandó sus tropas a atacar al pueblo kurdo junto a Turquía! Esos son los hombres de negocios que entregaron una a una las ciudades rebeldes y que hoy en esas zonas son la policía de Al Assad.
Las banderas de las YPG, junto con las de Al Assad y los yanquis, cercaron Aleppo y tomaron Raqa y Deir ez Zor, como ya dijimos. La bandera de la revolución siria no puede ni deberá estar jamás en manos de los oficiales asesinos de Turquía que intentan masacrar al pueblo kurdo.
Viernes a viernes el pueblo de Idlib gana las calles como en la capital, Maraat al Numaan, Binish, Ariha... Su grito de guerra sigue siendo, como desde hace ya 8 años: “¡Que caiga el régimen!”. Las masas kurdas deben retomar ese camino en Kobane, Qamishli, Hasaka, Ras Al Ain… ¡La cabeza de la serpiente está en Damasco! ¡Muera Al Assad, sostenido por Putin, Turquía y los yanquis! ¡Fuera Erdogan de Rojava!

¡Hay que abrir los frentes y unir las brigadas!

Las armas de las YPG deben estar al servicio de defender al pueblo kurdo de Turquía, de declararle la guerra al fascista Al Assad y de romper todo acuerdo y pacto con el sionismo y los yanquis.
Solo la clase obrera, que no tiene ningún negocio ni con el imperialismo, ni con Rusia, ni con Turquía ni con ninguna de las pandillas que se quieren repartir Siria, es la única que en su lucha por el pan y la libertad puede unificar a las masas kurdas con la resistencia siria para que juntas vuelvan a sublevar a la retaguardia de Al Assad y a combatir a 30 cuadras de la casa de gobierno en Damasco, como se hacía en 2011. En Siria debe tronar el grito de la lucha revolucionaria de los millones de explotados de Irak de: “En este combate somos sunnitas, chiitas y kurdos peleando por el mismo objetivo: que caiga el régimen, por el pan y la libertad”.

¡Que se subleven las comunas de Rojava! ¡Que los obreros y campesinos pongan sus fusiles para romper con Bashar y los yanquis!

¡Un mismo enemigo, una misma lucha en Idlib, Kobane y en toda la resistencia contra el fascista Al Assad!
¡Basta de poner al pueblo kurdo de mendigo del imperialismo! Luego de la traición, hay que abrir el camino a la autodeterminación de la nación kurda, que se logrará en todo Medio Oriente expulsando al imperialismo, expropiando sin pago a las petroleras y rompiendo con sus regímenes de oprobio.

¡Que caigan los regímenes! ¡Hay que ganar las calles en todo el mundo en apoyo a los explotados sirios contra el fascista Al Assad, para derrotar la invasión de Turquía, para expulsar a Putin y a los yanquis y para que la resistencia siria se una en una misma intifada con las masas palestinas, de Egipto, de Irak y de Irán para abrir el camino a la derrota del sionismo y recuperar la nación palestina del Río Jordán hasta el mar!

Periódico “La Verdad de los Oprimidos”
vocero de los socialistas de Siria y Medio Oriente

 

 

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