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18/8/2017

ESTADOS UNIDOS

Los piratas imperialistas yanquis sacan sus cañoneras al mundo para disputar los mercados y atacar a la clase obrera mundial
En EEUU, ponen las primeras fuerzas fascistas en las calles para atacar a los trabajadores y las masas en lucha

¡La clase obrera norteamericana debe ponerse de pie!
¡Por comités de autodefensa para aplastar al fascismo y enfrentar al 1% de parásitos de Wall Street!


Bandas fascistas yanquis ganando las calles
en Estados Unidos


Los fascistas arremeten en auto contra
manifestantes anti-fascistas

Heather Heyer asesinada por los fascistas

Bandas fascistas ganan las calles de EEUU y asesinan a la activista antifascista Heather Heyer

El sábado 12 de agosto en la ciudad norteamericana de Charlottesville, Virginia, se realizó una concentración fascista de la llamada “Alt-right” (literalmente “derecha alternativa”), incluyendo a otros grupos neonazis y también al infame Ku Klux Klan. Son grupos abiertamente racistas, nacionalistas yanqui, que marchan haciendo el saludo nazi gritando “hail Trump” y que idolatran a figuras históricas fascistas como Hitler, y también a Al Assad, el genocida de las masas sirias. Esta concentración era “por la supremacía blanca” y “por la unidad de la derecha” para unir a todos estos grupos fascistas que ya han salido a hacer otros actos y concentraciones en otras ciudades de EEUU.
Desde esta marcha se arremetió a las piñas, palazos y cadenazos contra una contramarcha que grupos de activistas antifascistas realizaban en el lugar. Como parte de este ataque fascista, uno de sus manifestantes (James Alex Fields Jr.) condujo un auto a toda velocidad contra esa contramarcha y asesinó a Heather Heyer e hirió a 19 antifascistas de gravedad. Fue un asesinato y ataque planeado directamente desde esta concentración fascista.

Una vez más, el fascismo gana las calles en EEUU. Y lo hace alentado por Trump y por todas las pandillas imperialistas yanquis. Es que el imperialismo norteamericano necesita base social para terminar de aplastar al movimiento obrero norteamericano y tener las manos libres para nuevas aventuras contrarrevolucionarias en el mundo.
Con el crack mundial abierto en 2008 que se sigue desarrollando, los yanquis se encuentran en una feroz guerra comercial en disputa por zonas del mercado mundial, como Rusia y China, contra la Europa imperialista de Maastricht. Y esta guerra comercial se hace también mostrando las cañoneras, como lo vemos en el Pacífico. Asimismo viene a disciplinar y a quedarse con todo su patio trasero, América Latina.
Esto es así porque a las pandillas imperialistas norteamericanas no les cerraban los negocios tal cual los venía manejando Obama con su plan de pactos y negociaciones. Por eso, con el gobierno de Trump, EEUU rompió el diálogo y ahora quiere todo. Quiere que las burguesías nativas se arrodillen completamente. Para ello es que muestra su maquinaria de guerra e impone sanciones a las burguesías de Irán, Corea del Norte y Venezuela; a la vez que hace responsables a Rusia y China del accionar de Kim Jong Un. Trump les dice “no hay negociación; solo acepto que se rindan, acaten y me entreguen todo”. Que vayan luego a utilizar su arsenal militar es una cuestión que aún está por verse. Pero está claro que de esta manera está creando las condiciones para ello. Después de todo, Trump ya declaró que no puede haber potencia dominante sin que gane una guerra… y hace tiempo que EEUU no gana una.
Este accionar y ubicación del imperialismo yanqui a su vez refuerza la bonapartización y endurecimiento de sus regímenes lacayos del mundo semicolonial para pasar a un ataque superior contra sus respectivas clases obreras. Es que estos parásitos se ven victoriosos luego de las derrotas de los procesos revolucionarios de Magreb y Medio Oriente y quieren generalizar este ataque a la clase obrera mundial.

 

La mentira y la infamia de la izquierda reformista de que “el imperialismo expande la democracia”, cuando éste sólo trae más contrarrevolución, fascismo, barbarie y guerras

La izquierda reformista auguraba que el imperialismo “expandría la democracia”. Con los hermanos Castro dijeron "el socialismo ya no es posible ni siquiera en Cuba" y así terminaron entregando Cuba a los yanquis y renunciando a la lucha por el socialismo, para pasar a pelear "por más democracia", por "ampliar las libertades democráticas" dentro de este sistema capitalista podrido. Ellos lanzaron la consigna “por un Plan B”, que en Europa significa la “democratización de Maastricht” y en EEUU significó el apoyo a los carniceros del Partido Demócrata.
Pero el imperialismo no expande más democracia, sino todo lo contrario. Ya vimos a EEUU en Medio Oriente sostener al genocida Al Assad, que llevó a cabo una masacre de más de 600.000 muertos en Siria; a la dictadura contrarrevolucionaria de Al Sisi, que masacró a las masas que ganaron la Plaza Tahrir de El Cairo y las calles de Egipto y llenó sus cárceles de decenas de miles de presos políticos; al clan saudí que devastó Yemen a bombazos, masacrando a la población y destruyendo todas las ciudades. EEUU llenó Medio Oriente de sangre y fascismo, a la vez que sostuvo a Putin como un gran gendarme contra los pueblos oprimidos de Eurasia. La "democracia" que pregonaba esta izquierda reformista, sin el triunfo de la revolución socialista, resultó ser un rodeo al fascismo y a la más sangrienta contrarrevolución.

Tampoco EEUU expande más democracia a su interior, sino que profundiza el bonapartismo. Así lo vimos con Bush, que para ir a la conquista de nuevos mercados y zonas petroleras se hizo volar las Torres Gemelas e impuso a su interior un régimen completamente bonapartista y de terror.
Cuando la clase obrera se levantó contra Bush negandose a ir a la guerra, y ante el crack del 2008, los piratas imperialistas se disfrazaron de Obama. Es decir, pusieron una cara bonachona para encubrir que descargaban toda su crisis sobre los trabajadores norteamericanos (a quienes les arrebataron sus empleos, casas, seguro de salud y todas sus conquistas) y en el mundo centralizaban agentes contrarrevolucionarios que llenaron de sangre los levantamientos que abrían las masas como en Medio Oriente, particularmente en Siria donde dieron un escarmiento a toda la clase obrera mundial.
Y hoy, habiendo salido victoriosos en aplastar revoluciones como en Medio Oriente, con el gobierno de Trump, los yanquis vienen a por todo. Para esto, necesitan base social y aplastar a su propia clase obrera, que aún se mantiene en las calles. Trump y el establishment yanqui se quieren terminar de desatar las manos. Hasta ahora lo que ha hecho Trump es demagogia para ganar la simpatía de sectores de la aristocracia obrera blanca con promesas de volver al “sueño americano”. Pero esta no es la base social que necesitan para sus aventuras contrarrevolucionarias en el mundo. Necesitan el fascismo.
Por ello las bandas fascistas ganan hoy las calles en EEUU. Así, vemos lo que da la "democracia" capitalista yanqui: las bandas fascistas ganando las calles, al Ku Klux Klan asesinando a Heather Heyer. Y no hará más que avanzar, a menos que lo detengamos.

 

¡En defensa de la lucha de los inmigrantes y del movimiento obrero negro! ¡En defensa de los obreros que luchan por un salario mínimo de 15 dólares la hora! Para derrotar al fascismo
¡Hay que poner en pie las milicias obreras y populares en EEUU!

Cuando más se manifiesta la crisis y la decadencia de este sistema capitalista podrido, las clases dominantes agudizan todos sus instintos de clase para salvar su propiedad y sus privilegios como clase poseedora. Le va la vida en aplastar a la clase obrera, y por ello el imperialismo no trae más democracia sino más fascismo.
Así lo evidencia la experiencia histórica. A esto se refería Trotsky cuando afirmaba que: “La burguesía ha conducido a su sociedad a la bancarrota completa. No es capaz de asegurar al pueblo ni el pan, ni la paz. Es precisamente por eso que no puede soportar el orden democrático por mucho tiempo más. Está obligada a aplastar a los obreros con la ayuda de la violencia física. Pero no puede terminarse el descontento de los obreros y campesinos mediante la policía únicamente. Enviar al ejército contra el pueblo la mayoría de las veces es imposible: éste comienza a descomponerse y termina con el paso de una gran parte de los soldados al lado del pueblo. Por ello, el gran capital está obligado a crear bandas armadas particulares, especialmente entrenadas para atacar a los obreros, como ciertas razas de perros son entrenados para atacar a la presa. El significado histórico del fascismo es el de aplastar a la clase obrera, destruir sus organizaciones, ahogar la libertad política…” (Leon Trotsky, “¿Adónde va Francia?”, 1934, negrita en el original).

Hoy, bandas fascistas ya ganan las calles de EEUU. ¡No podemos permitir que levanten cabeza, como ya lo han comenzado a hacer! ¡La clase obrera norteamericana debe ponerse de pie!  ¡Hay que 3poner en pie sus comités de autodefensa y formar la milicia obrera y de la juventud combativa para aplastar al fascismo y enfrentar al 1% de parásitos de Wall Street que lo alienta, arma y financia! ¡Así haremos justicia por Heather Heyes!
¡Hay que desarmar al fascismo! De esta forma tendremos armas para defender las organizaciones obreras y combativas. Es que son los piratas imperialistas los que financian y alientan estas bandas fascistas. Ellos los proveen de armas. Si los trabajadores les expropian sus armas para constituir las milicias obreras, harán pensar dos veces a los parásitos imperialistas antes de seguir alentando estas bandas fascistas.
Así lo planteaba Trotsky en 1934, cuando los obreros franceses se enfrentaban a bandas fascistas en ese país: "…los obreros pueden armarse a costa de los fascistas, desarmándolos sistemáticamente. Actualmente, esta es una de las formas más serias de lucha contra el fascismo. Cuando los arsenales obreros comiencen a llenarse a expensas de los depósitos fascistas, los bancos y los trusts se harán más prudentes en la financiación del armamento de sus guardias asesinas." (ídem). Y más adelante remataba “¿Pero, cómo desarmar a los fascistas? Naturalmente, es imposible hacerlo solo por artículos en los periódicos. Hay que crear escuadras de combate. Hay que crear los Estados Mayores de la milicia. Hay que instituir un buen servicio de informaciones. Miles de informantes y de auxiliares amistosos se nos acercarán cuando comprendan que hemos encarado el asunto con seriedad. Hace falta una voluntad de acción proletaria.” (ídem)

 

La izquierda reformista y el castrismo ató la suerte de la clase obrera norteamericana a los piratas imperialistas del Partido Demócrata
¡Hay que romper con el Partido Demócrata y todos los que llevan a los obreros a sus pies, para poder
derrotar al fascismo!

Para poder derrotar al fascismo y que el movimiento obrero levante cabeza en su lucha, es imprescindible romper toda subordinación al Partido Demócrata y con todos los que intentan llevar a los obreros a sus pies. Esto hacen las direcciones de la AFL-CIO y todos los sindicatos. Esto mismo hace la izquierda “pro-democracia” del “plan B”.
Primero llamaron a apoyar a Obama “contra el Tea Party fascista” y Obama arrebató las conquistas de la clase obrera norteamericana. Cuando ésta comenzó una oleada de luchas, vino Sanders y la izquierda se encolumnó detrás de él, legitimando que monte su estafa y termine llevando estas luchas a la trampa electoral, a los pies de la Clinton, a la cual llamó a votar. Pero los trabajadores no la quisieron votar, puesto que la identificaban con Obama, es decir, los responsables de no tener más casa ni seguro social, etc. Entonces un sector de la clase obrera blanca quedó presa de la demagogia de Trump y su promesa de volver al “sueño americano”, quien terminó ganando las elecciones. Así el sometimiento de la clase obrera a Sanders y al Partido Demócrata derivó en Trump como presidente.
Hoy, sectores de activistas en EEUU comienzan a plantear que toda marcha debe tener su comité de autodefensa armado. ¡Este es el camino! Pero contrario a esto, la izquierda reformista llama a que las protestas sean pacíficas y desarmadas. Sigue insistiendo en seguir el camino marcado por los senadores y diputados del Partido Demócrata, que llaman a Trump a que reconozca la situación y ponga un freno al fascismo, como si esto pudiera hacerse dentro del marco del congreso y las instituciones del régimen yanqui. Todo esto es porque quieren impedir toda lucha seria independiente del proletariado, única forma de abrirse paso. Son enemigos de la puesta en pie de la milicia obrera. Quieren impedir que la clase obrera combata al fascismo en el mismo terreno en donde éste, alentado por los piratas imperialistas, declaró la batalla. De esta forma adormecen a los trabajadores y los desarman en su combate, permitiendo que se agrande el fascismo.
Así lo advertía Trotsky: "... el fascismo encuentra auxiliares inconscientes en todos aquellos que dicen que la 'lucha física' es inadmisible y desesperada y reclaman de Doumergue (el gobierno, n. del t.) el desarme de sus guardias fascistas. Nada es tan peligroso para el proletariado, especialmente en las condiciones actuales, como el veneno azucarado de las falsas esperanzas. Nada aumenta tanto la insolencia de los fascistas como el blando 'pacifismo' de las organizaciones obreras. Nada destruye tanto la confianza de las clases medias en el proletariado como la pasividad expectante, como la ausencia de voluntad de lucha." (ídem, negritas nuestras)
Cuando hay crisis, la burguesía habla el lenguaje de la guerra y pone a las bandas fascistas en las calles. La clase obrera también debe hablar el lenguaje de la guerra, poniendo en pie sus milicias y rompiendo todo sometimiento a la burguesía.

 

El grito de guerra de los trabajadores norteamericanos debe ser “
¡El enemigo está en casa!”

Unos pocos días atrás se ha realizado en Japón la 55° Asamblea Internacional Antiguerra. Allí el llamado fue a todos los trabajadores a enfrentar a su propio imperialismo que se prepara para nuevas guerras y aventuras contrarrevolucionarias.
El grito de guerra de la clase obrera norteamericana, para unificarse con sus hermanos de clase del mundo en una misma lucha, debe ser ¡El enemigo está en casa! ¡Abajo el 1%!
Es de vida o muerte para los trabajadores norteamericanos salir a dar esta pelea. De lo contrario los piratas imperialistas yanquis avanzarán en nuevas ofensivas en el mundo y le impondrán -como siempre ha sucedido antes- a su clase obrera las condiciones de miseria a las que lleva a los pueblos que oprime en el planeta.
¡Aplastemos al fascismo! ¡Que muera el imperialismo!

 

Leandro Hofstadter

 

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