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Correspondencia Internacional

22 de noviembre de 2019

 

Llamamiento del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI:

¡Por un bloque internacionalista de las fuerzas revolucionarias de la clase obrera mundial!

“Enormes fuerzas revolucionarias anidan en la vanguardia de la clase obrera mundial. Medio Oriente se incendia nuevamente. Se combate en Hong Kong y en Catalunya. La clase obrera norteamericana no se ha rendido. Ha llegado ya la hora de dejar de pelear aislados y de agrupar las fuerzas de los internacionalistas. En ello le va la vida a la clase obrera”

Compañeros de la JRCL-RMF de Japón:

Enviamos esta nota en momentos en que se desarrolla el golpe militar en Bolivia y una irrupción de masas que amenaza con colocar a los explotados en posición de ofensiva contra el golpe y el putsch fascista. Morales se escapó y dejó a las masas resistiendo. La burguesía concentró sus fuerzas en Senkata, con el gobierno de Añez y las fuerzas militares banzeristas provocando una verdadera masacre. La saña del gobierno, el régimen, los militares y la OEA contra los explotados ha llevado incluso a desatar una feroz represión contra la marcha en La Paz donde las masas llevaban desde El Alto los ataúdes de los asesinados en Senkata el martes pasado.
Desde la “Red Internacional por la Libertad de los Presos Políticos”, la FLTI está impulsando una acción que rompa el aislamiento de los centenares de familiares de los asesinados, heridos y desaparecidos en Senkata. Distintas organizaciones de la clase obrera, de Derechos Humanos y corrientes socialistas estamos impulsando una campaña internacional en apoyo a los trabajadores que fueron brutalmente reprimidos en El Alto. Desde ya, sabemos que impulsarán en el Pacífico con toda audacia este combate en solidaridad de clase.

El imperialismo, así como ayer lo hizo en Siria, concentró todas sus fuerzas en Bolivia para provocarle una derrota a las masas y escarmentar la oleada de lucha revolucionaria que recorre América Latina.
Es que la ofensiva de masas en respuesta a la agresión imperialista en el subcontinente latinoamericano, no cesa. Sin ir más lejos, ayer estalló una huelga general revolucionaria en Colombia que amenaza, con las masas en las calles superando a las direcciones stalinistas, con seguir el camino que recorrieron los explotados de Ecuador o el que siguen recorriendo en Chile.
El imperialismo concentró su ofensiva contrarrevolucionaria allí donde la burguesía “bolivariana” y el stalinismo venían de entregar los procesos revolucionarios y la lucha antiimperialista de las masas latinoamericanas años atrás. Pegó en Brasil y Lula se rindió. Pegó en Venezuela y Maduro hoy es el mejor aplicador de los planes yanquis.

Un silencio mortal del castrismo recorre toda América Latina en esta ofensiva de masas, el cual es ocultado por todo el reformismo. Por primera vez desde el año ‘60, cuando triunfó la revolución cubana, no se habla de Cuba ni de los Castro. Antes, cada vez que había ascensos revolucionarios de masas, el castrismo recorría América Latina para estrangular y traicionar la revolución, como lo hiciera en Chile en los ‘70 llamando a la “vía pacífica al socialismo”, que terminó en un baño de sangre, o como lo hizo en la primera década de este siglo XXI apoyando a los gobiernos burgueses pseudo-nacionalistas, llamados “bolivarianos”, que expropiaron la lucha antiimperialista de las masas. Esta vez, solo se escucha un silencio abrumador. Es que hoy el castrismo ha devenido en agente directo del imperialismo, es decir, en una nueva burguesía en La Habana que entregó Cuba a la restauración capitalista ya abiertamente.

Lo que está claro - y que todo el stalinismo quiere ocultar- es que el levantamiento que en este momento están protagonizando las masas colombianas le pega directamente al stalinismo cubano que, devenido en nueva burguesía, entregó no solo Cuba sino también a la resistencia colombiana, a la que desarmó y sometió, con un “pacto de paz”, al gobierno de Uribe-Santos, tutelado por las 9 bases yanquis en ese país.
El castrismo cubano, entonces, firmó un “pacto de paz”… entregó Cuba al imperialismo y solo vino guerra y ofensiva imperialista contra las masas. Ahora se desarrolla una feroz respuesta de la clase obrera y los campesinos. Hay un enorme choque y guerra de clases en todo el continente. El castrismo está en la vereda de enfrente, en silencio y callado, para que el imperialismo -que pisa su “patio trasero” en América Latina- le dé nuevos negocios.

Como verán, hemos hecho un llamado a conquistar una huelga general revolucionaria continental latinoamericana para unir y coordinar una acción de masas contra el imperialismo yanqui y para frenar la masacre en Bolivia. Si allí se impone el golpe, la burguesía y el imperialismo pasarán a una dura ofensiva contra los procesos revolucionarios que están en curso.

 

La revolución ecuatoriana: lo más avanzado del proceso revolucionario en América Latina

Semanas atrás, las masas ecuatorianas protagonizaron un ascenso revolucionario que dejó paralizado al estado, al gobierno de Lenín Moreno maltrecho escondido en una base militar y a un ejército que se mostró impotente para reprimir y aplastar abiertamente a los explotados, por la rebelión de la base de los soldados rasos.
Rápidamente el imperialismo sacó conclusiones de semejante derrota política de su gobierno y de la parálisis de su estado represor en Ecuador, es decir, de su banda de hombres armados. Es que además, las masas habían tomado de rehenes a 200 oficiales del ejército y miembros de  las fuerzas policiales represivas. Reunidos por los generales de West Point y del Comando Sur yanqui, los comandantes de 11 ejércitos latinoamericanos debatieron sobre su impotencia para aplastar la sublevación de masas en Ecuador, la cual derrotó el ataque fondomonetarista del gobierno de Moreno, demostrando que la más mínima de las demandas, como fue frenar el gasolinazo, solo se conquista con grandes acciones revolucionarias.
La conclusión que sacaron en esa reunión bajo el mando del Comando Sur de EEUU es clave: su política ante los procesos revolucionarios es fortalecer a las direcciones “pacíficas” de los levantamientos y aplastar a sangre y fuego a los que ellos llaman “encapuchados”, a los que combaten en barricadas… a los “violentos”. Esto no es otra cosa que apoyándose en las direcciones reformistas, garantizar que estas retomen el control de las movilizaciones y aplastar al ala izquierda de las mismas.
En última instancia, ese plan se aplicó en Bolivia, con el pacto de los “pacíficos” como la COB, las centrales campesinas y el propio MAS con el gobierno de Añez, para masacrar así a la vanguardia revolucionaria de El Alto que había sido dejada aislada por el reformismo y la cobarde burguesía de Morales.
Este plan siniestro, supervisado por el Comando Sur militar de los yanquis, es el que se prepara en Chile y en la propia Colombia. En esa reunión resolvieron concentrar sus fuerzas en Bolivia para escarmentar desde allí a las masas latinoamericanas. Bajo las órdenes de los piratas yanquis se disciplinó a los estados de América Latina para contener las respuestas revolucionarias de masas a la ofensiva imperialista.

Ecuador fue lo más avanzado, hasta ahora, de ese proceso donde las masas paralizaron a la banda de hombres armados del estado burgués.
Como ya dijimos, el gobierno de Lenín Moreno se había escondido en una base militar en Guayaquil. La dirección de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador) campesina y del FUT (Frente Único de Trabajadores) -que habían sido desbordadas por la acción independiente de masas que se desarrolló en respuesta al gasolinazo del gobierno-, rápidamente, antes de que se generalice el armamento de las masas, fueron a buscar a Moreno y lo trajeron nuevamente a Quito, la capital, para relegitimarlo, retrocediendo por el momento de los aumentos en los combustibles y del ataque con la flexibilización laboral. Quedó así un gobierno sostenido por la burocracia de los sindicatos y la dirección pequeñoburguesa del movimiento campesino. Hasta allí, tan lejos, llegó esta embestida revolucionaria de las masas de América Latina, que no termina.
Está por demás claro que las masas le dieron al FUT y a la CONAIE un verdadero carácter de doble poder, al que la dirección reformista le ha impedido y le sigue impidiendo que se arme junto a los comités de soldados para avanzar a una insurrección victoriosa. Una dirección colaboracionista de estos organismos de doble poder y el silencio y ocultamiento de las lecciones revolucionarias de este combate, es lo que sostiene al régimen maltrecho del FMI y los yanquis en Ecuador.

Estamos, como ustedes ven, ante combates decisivos no solo de la revolución, sino también de la contrarrevolución. Como en toda situación revolucionaria, las acciones independientes de masas están a la orden del día, como también una pérfida política de colaboración de clases, con las direcciones reformistas utilizando “cantos de sirena” para atar a las masas a los burgueses que ellos llaman “progresistas” y a pactos con el enemigo, que desarman y desorganizan a los explotados para que así el fascismo o las fuerzas militares impongan nuevos golpes contrarrevolucionarios.

 

El movimiento revolucionario internacional debe cerrar filas y reagrupar sus fuerzas para dispersar las fuerzas del reformismo, que desorganizan la lucha por la revolución socialista a nivel mundial

Hay que terminar definitivamente con la dispersión de los núcleos revolucionarios en todo el mundo.
Como vemos en China, alas izquierdas de la juventud rebelde rompen con el partido contrarrevolucionario de los “empresarios rojos” del PCCh y se vuelcan al movimiento obrero a desarrollar el combate por sindicatos independientes.
Medio Oriente está nuevamente en llamas. En los combates de Idlib ha surgido un ala izquierda de trabajadores y milicianos que resiste la entrega de la burguesía sunnita en las zonas liberadas, como así también sus planes y salarios de hambre, que son los mismos que impone Al Assad en las zonas que ha recuperado. En Irak ya las masas buscan tomar el cielo por asalto. En Argelia no cesa el combate de la clase obrera y los explotados y en Irán, las masas persisten en una dura resistencia.
Como ustedes verán, las de Medio Oriente y América Latina son las que llamamos “revoluciones gemelas”. Pero también en Europa, EEUU y en Eurasia se combate y se resiste a la ofensiva imperialista. Las condiciones objetivas ya se están descomponiendo. La bancarrota del capitalismo amenaza con llevar a la barbarie y a nuevas guerras a la civilización humana.

En estos acontecimientos, los revolucionarios enfrentamos a poderosas direcciones traidoras. Por un lado, a los stalinistas, que ya están siendo abucheados y expulsados de algunas de las movilizaciones en Chile o Colombia. Enfrentamos a las burocracias sindicales nacionales traidoras y estatizadas, como la de la COB (Central Obrera Boliviana) en Bolivia y de la CGT (Confederación General del Trabajo) de Argentina.
También enfrentamos a los renegados del trotskismo, que con su cretinismo parlamentario hoy han quedado a contramano de los acontecimientos. Ellos dicen que ante los golpes fascistas, los choques militares con la contrarrevolución, todo se resuelve con “asambleas constituyentes” y “más democracia”. Ellos son la continuidad del stalinismo en bancarrota.
Está claro que la ruptura con el imperialismo y la conquista de la tierra para los campesinos pobres solo lo podrá lograr la revolución socialista victoriosa y los gobiernos obreros y campesinos.

Salta a la vista que el combate de los pueblos oprimidos no tendrá una salida efectiva si no llega y se coordina con la ofensiva de los obreros de los países imperialistas. El rol del reformismo es abortar este proceso. Aquí y allá retoman la política de “revolución por etapas” del stalinismo y en Europa, con su programa de “democracia real hasta el final”, esta izquierda traidora repite el programa de los llamados “anticapitalistas” que están con Syriza en Grecia, Podemos en el Estado Español, con Melenchon en Francia, con Corbyn y sus seguidores del SWP inglés… Ellos vienen a engañar a las masas planteando que se puede “democratizar” el Maastricht imperialista, es decir, el de la OTAN, el de los canallas de la ONU y el de las potencias imperialistas. De esta manera dejan sometida al ala izquierda de la clase obrera al “ala izquierda” de los partidos burgueses imperialistas como sucede con Corbyn en Inglaterra o Sanders en EEUU. Ellos, junto a las burocracias sindicales colaboracionistas, vienen a obstaculizar todo intento de las masas de elevar su lucha económica a una lucha política abierta, por ejemplo, por el derrocamiento de Macron en Francia, para que las masas no solo derroten el ataque a las jubilaciones, sino también para recuperar todas las conquistas que les fueron arrebatadas al movimiento obrero.

Sabemos que enormes fuerzas revolucionarias anidan en la vanguardia de la clase obrera mundial. Medio Oriente se incendia nuevamente. Se combate en Hong Kong y en Catalunya. La clase obrera norteamericana no se ha rendido. Ha llegado ya la hora de dejar de pelear aislados y de agrupar las fuerzas de los internacionalistas. En ello le va la vida a la clase obrera.

Desde la FLTI combatimos bajo las banderas de la IV Internacional, la cual luchamos por recuperar de manos de los que entregaron nuestro partido mundial al stalinismo y al reformismo. Ya hemos insistido, pero lo volveremos a hacer y seguiremos llamando a las corrientes que nos reivindicamos marxistas revolucionarias del mundo a que intervengamos en común en los procesos revolucionarios vivos que se están desarrollando, alrededor de puntos programáticos revolucionarios claros que sean un jalón en la lucha de las masas por conquistar el camino a la victoria de la revolución socialista.
La lucha por poner en pie un bloque internacionalista de las fuerzas revolucionarias a nivel mundial es de suma urgencia.
Necesitamos de vuestra experiencia, de vuestro aprendizaje en el terreno de la clase obrera mundial y de sus luchas políticas y teóricas en defensa del marxismo porque estamos seguros que también aprenderemos de ellas.

Ha llegado la hora de un nuevo reagrupamiento revolucionario, como hicieran los marxistas en Kienthal y Zimmerwald en 1915-1916. Sin este reagrupamiento será imposible poner en pie verdaderos partidos revolucionarios de vanguardia que, resolviendo la crisis de dirección del proletariado, avancen a orientar a las masas y a sus organizaciones de combate a la toma del poder.
El sistema capitalista imperialista mundial en bancarrota ha agudizado la guerra comercial y se encamina a nuevas conflagraciones militares, mientras ataca brutalmente a la clase obrera mundial. El campo de batalla está lleno de escombros, a los que ahora se suma la bancarrota que le provocaron a la IV Internacional los renegados del trotskismo, que se han pasado con armas y bagaje al stalinismo.

Esperamos vernos pronto.

Un saludo afectuoso para ustedes, para la dirección de la JRCL-RMF y todos vuestros valerosos militantes.

 

Felipe Cruces, Eliza Funes, Hugo Parreira y Carlos Munzer

 

 

 

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