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Una vez más, sobre el sometimiento a su “majestad, la burocracia sindical”…

¿A dónde está llegando el “Frente de Izquierda”?

La clase obrera argentina viene de un proceso de ruptura con el gobierno y con las distintas camarillas de la burocracia sindical hoy dividida en cinco centrales. Este proceso tuvo su expresión en los 1.200.000 votos otorgados al FIT en las últimas elecciones legislativas. Cuestión que significaba que en el movimiento obrero y en la juventud, el FIT obtuvo un 25% o más de los votos; adquiriendo un enorme ascenso y peso político y social en las industrias y establecimientos claves del país.
Frente al hecho, los trotskistas decíamos: “¿Cómo no poner ese enorme peso para llamar a un Congreso obrero para derrotar y desconocer a los traidores de la burocracia uniendo a los que luchan? Los pequeños partidos del FIT, aunque importantes pero aún pequeños, no pueden contener en su seno a las enormes fuerzas de la clase obrera que se están sublevando. Es la hora de poner en pie organismos de auto organización de las masas y, como dice el Programa de Transición de los trotskistas, ha llegado el momento de no tolerar por un momento más, pasivamente, la subordinación del movimiento revolucionario de las masas al control de las camarillas burocráticas abiertamente reaccionarias o disimuladamente conservadoras”. (13/11/2013 – Democracia Obrera N° 71).

Una proclama y acción de este calibre, reagrupando las fuerzas capaces de refundar al movimiento obrero argentino de abajo hacia arriba, conquistando las asambleas de base, los piquetes, recuperando las comisiones internas y los cuerpos de delegados representativos de todos los trabajadores, volviendo a poner en pie al movimiento piquetero del 2001 como el que combatía en Mosconi y Cutral- Co, y coordinando a todos los que luchan: abría el camino para derrotar en las calles y en las luchas a la traidora burocracia sindical. Se habría impedido la traición a la lucha docentes y la entrega de nuestros salarios y conquistas con las paritarias truchas ya cerradas. Y el paro del 10/4 no hubiese sido llamado por la burocracia sindical, sino que ya tendríamos conquistado un poderoso Plan de Lucha y la Huelga General; con el ala izquierda del proletariado organizando al conjunto de los trabajadores, comenzando por quienes están en negro (el 37% de la fuerza de trabajo ocupada en el país) y contratados, en coordinadoras regionales y congresos nacionales, para lograr la independencia política del estado y permitirle a los explotados entrar en un combate directo por derrotar los planes esclavistas de la Kirchner y Wall Street.

Desgraciadamente, el FIT no puso todo su peso en esta balanza, cuando lo tenía al alcance de la mano; y hoy la burocracia sindical aparece en la escena política cuando había sido borrada incluso por sus propios amos capitalistas. ¿Qué fue lo que pasó entonces? ¿Cómo puede ser que la burocracia odiada todavía llame a paros nacionales y continúe firmando paritarias, cuando no representa a nadie? Los trotskistas afirmábamos tiempo atrás: “La tragedia puede ser que los obreros vayan a los locales del FIT y que en estos vean que sus partidos hicieron enormes acuerdos, inclusive para repartirse las bancas y alternarse en ellas pero no vean una salida para sus necesidades concretas, puesto que aún el FIT no ha volcado todas sus fuerza para hacer un llamado enérgico a la clase obrera a reagrupar sus filas y a desconocer a todas las mini centrales liliputienses, de las pandillas de la burocracia atadas todas a las distintas bandas de los capitalistas”. (13/11/2013 – Democracia Obrera n° 71).

Desgraciadamente, este pronóstico que hacíamos los trotskistas, se ha confirmado. El FIT no llamó a derrotar ni a desconocer a la burocracia sindical, que hoy, en sus variantes moyanista, barrionuevista y michelista, busca recomponerse para ponerse al servicio de la fracción burguesa “opositora” que se encolumna tras de Massa y De Mendigurem de la UIA. Mientras Caló y Yaski, siguen como firmes soldados de la presidenta y el gobierno pro imperialista de los K.
El PO se postula como oposición en la CTA de Micheli; y el PTS continúa con su propuesta de ir ganando comisiones internas, como en la Zona Norte del Gran Buenos Aires. Esto a primera vista no puede considerarse como problema, pero a la luz de los acontecimientos demuestran ser políticas totalmente alejadas de la estrategia de dotar a los trabajadores de organismo independientes para la lucha política contra el gobierno y los capitalistas. Como podrá observarse, ambas corrientes –a pesar de sus separaciones en distintos “encuentros sindicales”- tienen un mismo mapa genético: toda “rebeldía” la ejecutan dentro de los marcos de los cuerpos orgánicos y estatutos de los sindicatos estatizados, donde la burocracia es “amo y señor”.

Elecciones municipales en Mendoza

Un recurrente “olvido” en la campaña electoral del PTS:
Los presos y condenados a cárcel y perpetua en Las Heras

El 30 de marzo se realizaron las elecciones municipales en Mendoza donde el FIT conquistó en una gran elección, un Concejal Municipal de la Capital de Mendoza. Ya el FIT cuenta en esa provincia con un diputado nacional, demostrando que en esa provincia una gran franja de los trabajadores y estudiantes votan por la independencia de clase y demuestran predisposición a la lucha. Saludamos esta conquista electoral porque es un terreno ganado por los trabajadores en el campo del enemigo de clase.

Lamentablemente, nuevamente como en las PASO y las elecciones nacionales, el PTS “olvidó” a los compañeros de Las Heras en su campaña electoral, cuando miles y miles de explotados siguieron la campaña del PTS en el FIT mediante los spots televisivos y radiales de difusión masiva.
Justamente para los revolucionarios, la intervención en las elecciones burguesas sirve de tribuna para llamar a la clase obrera y los explotados a demoler al estado burgués con la revolución socialista, denunciando las calamidades y padecimientos que sufren los trabajadores bajo esta democracia para ricos que es la envoltura dulzona de la más feroz dictadura del capital. Uno de los peores padecimientos que sufren hoy los trabajadores es la represión y la cárcel a los que luchan. Pero los compañeros de Las Heras no han tenido lugar en los spots electorales del PTS.

Esto llama doblemente la atención, puesto que la condena a los compañeros de Las Heras ya no la puede ocultar ni siquiera la CTA y la CGT que se han pronunciado, lo mismo con decenas de organizaciones obreras y populares del mundo. Entonces ¿Por qué el PTS lo ocultó en sus spots electoral que vieron decenas de miles de trabajadores en Mendoza y a nivel nacional?
Sabemos que el PTS, luego de 8 años de silencio, está realizando una intensa campaña por los compañeros de Las Heras en su periódico, charlas partidarias e impulsándolo en las estructuras que dirige o influencia donde los trabajadores han tomado Las Heras como bandera de lucha. Pero no le encontramos explicación a este “olvido” de la dirección del PTS, sus parlamentarios y concejales tienen la palabra para clarificar esta cuestión ante los compañeros de Las Heras y el conjunto de la clase obrera.

Por esta vía, liquidan todo intento de reagrupamiento de la vanguardia, que expresa el sentimiento de amplias masas que ya no aguantan más la carestía de la vida, el saqueo de la nación, el robo imperialista y la súper explotación de los trabajadores. El FIT y sus corrientes políticas, condenan a los trabajadores que están por fuera de toda representación gremial, a una amarga espera; es decir, a postergar sus justas aspiraciones hasta que Pitrola, Altamira o Castillo, ganen las centrales sindicales. Mientras deben conformarse con seguir viviendo con un salario promedio de $4.200 que no alcanzan para vivir ni siquiera por una semana.

Digamos la verdad, la dirección del FIT tiene una política que expresa los intereses de las capas sindicalizadas. Y así no hace más que socavar las posiciones conquistadas por este sector de la clase obrera; pues sólo partiendo por defender los intereses de los sectores más explotados del proletariado, se puede defender los intereses del conjunto de los trabajadores.

 

Dos políticas y estrategias al interior del movimiento obrero y la lucha por derrotar a la burocracia y la recuperación de los sindicatos para los trabajadores

La dirección del FIT no ha logrado comprender, lo que el trotskismo y la IV Internacional pronunciaban en su Programa de Transición (del año 1938), luego de describir como debía –y aún debe- ser la intervención de los revolucionarios en los sindicatos: “Al mismo tiempo, la Cuarta Internacional repudia y condena resueltamente todo fetichismo de los sindicatos, propio de tradeunionistas y de sindicalistas. (…) b) Los sindicatos, aun los más poderosos, no abarcan más del veinte al veinticinco por ciento de la clase obrera, y esto con predominio de sus capas más calificadas y mejor pagadas. La mayoría más oprimida de la clase obrera no es arrastrada a la lucha sino episódicamente, en los periodos de auge excepcional del movimiento obrero. En esos momentos es necesario crear organizaciones ad hoc, que abarquen toda la masa en lucha: los comités de huelga, los comités de fábrica y finalmente los soviets.

c) En tanto que organizaciones de las capas superiores del proletariado, los sindicatos, como lo atestigua toda la experiencia histórica, incluso la aún fresca de las organizaciones anarco- sindicalistas de España, desarrollan poderosas tendencias a la conciliación con el régimen democrático burgués. En los períodos agudos de la lucha de clases, los aparatos dirigentes de los sindicatos se esfuerzan por convertirse en amos del movimiento de masas para domesticarlo. Esto se produce ya con ocasión de simples huelgas, sobre todo en las ocupaciones de fábrica, que sacuden los principios de la propiedad burguesa. En tiempos de guerra o de revolución, cuando la situación de la burguesía se hace particularmente difícil, los dirigentes sindicales se convierten generalmente en ministros burgueses.

Por lo tanto, las secciones de la Cuarta Internacional no sólo deben esforzarse constantemente por renovar el aparato de los sindicatos proponiendo atrevida y resueltamente en los momentos críticos nuevos líderes dispuestos a la lucha en lugar de los funcionarios rutinarios y trepadores. También deben crear, en todos los casos en que sea posible, organizaciones de combate autónomas que respondan mejor a los objetivos de la lucha de masas contra la sociedad burguesa, no retrocediendo, si fuera necesario, ni ante una ruptura directa con el aparato conservador de los sindicatos. Si bien sería criminal volverles la espalda a las organizaciones de masas para alimentar ficciones sectarias, no lo es menos el tolerar pasivamente la subordinación del movimiento revolucionario de masas al control de camarillas burocráticas abiertamente reaccionarias o conservadoras (“progresistas”) enmascaradas. Los sindicatos no son un fin en sí mismos, son sólo medios a emplear en la marcha hacia la revolución proletaria”.

Un llamamiento audaz a un frente único para conquistar un reagrupamiento de las filas obreras, con un programa de ruptura con la burguesía y para derrocar a la burocracia, es la obligación de toda corriente que habla en nombre de la independencia política de la clase obrera y del socialismo.

El FIT, si no quiere defraudar a los cientos de miles de trabajadores que lo han votado, debe llamar ya mismo a un Congreso Obrero Nacional para liberar a lo más profundo de nuestra clase de la opresión burocrática. Y tiene la llave en la mano para comenzar a transitar, con una enorme franja del movimiento obrero, antes de que sea demasiado tarde, el camino al entierro de esa lacra y excresencia que es la burocracia. ¡Hay que luchar como en el “SITRAC-SITRAM”, “El Cordobazo”, “El Villazo” y las “Coordinadoras” de los ´70! ¡Hay que conquistar la democracia obrera! ¡Fuera el estado y la patronal de las organizaciones obreras! ¡Abajo la “Ley de Asociaciones Profesionales”! ¡Abajo las conciliaciones obligatorias! ¡Los obreros nos organizamos como queremos! Así se trabaja e interviene en los sindicatos…

Ninguna corriente del FIT y de la izquierda reformista vernácula, llama derrotar a la Ley de Asociaciones Profesionales, para romper el control que el estado burgués y sus instituciones ejercen sobre las organizaciones obreras. La IV Internacional expresaba al respecto: “Es preciso adaptarse a las condiciones concretas existentes en los sindicatos de cada país con el objeto de movilizar a las masas, no solamente contra la burguesía, sino también contra el régimen totalitario dentro de los mismos sindicatos y contra los dirigentes que refuerzan este régimen. La primera consigna para esta lucha es: INDEPENDENCIA COMPLETA E INCONDICIONAL DE LOS SINDICATOS FRENTE AL ESTADO CAPITALISTA. Esto significa una lucha cuyo objetivo es convertir a los sindicatos en órganos de las amplias masas explotadas y no en órganos de la aristocracia obrera”.
(…) “Los sindicatos democráticos, en el viejo sentido de la palabra, o sea, los organismos en el seno de los cuales luchaban más o menos libremente diferentes tendencias, no pueden existir actualmente. Del mismo modo que es imposible restablecer el Estado democrático burgués, es imposible asimismo restaurar la vieja democracia obrera. El destino de uno refleja la suerte de la otra. De hecho la independencia de los sindicatos en el sentido de clase, en sus relaciones con respecto al Estado burgués puede ser asegurada en las condiciones actuales, solamente por una dirección completamente revolucionaria, es decir por la dirección de la IV Internacional. Esta dirección, claro está, tiene que ser racional y asegurar a los sindicatos el máximo de democracia concebible en las condiciones concretas presentes. Pero sin la dirección política de la IV Internacional la independencia de los sindicatos es imposible”. (Los sindicatos en la época imperialista – León Trotsky – 1940).

El PTS plantea que es la “era de los sindicatos”, pero se niega a actuar con una intervención revolucionaria en ellos, luchando por poner en pie los organismos que expresen la democracia  de los trabajadores. Como decía la IV Internacional: “Los burócratas de los sindicatos se opondrán, por regla general, a la creación de comités, del mismo modo que se oponen a todo paso audaz en el camino de la movilización de las masas.
Pero su oposición será tanto más fácil de quebrar cuanto mayor sea la extensión del movimiento. Allí donde los obreros de la empresa están ya desde los períodos “tranquilos” totalmente comprendidos en los sindicatos, el comité coincidirá formalmente con el órgano del sindicato, pero renovará su composición y ampliará sus funciones. Sin embargo la significación principal de los comités reside en que se transformen en estados mayores para las grandes capas obreras que, por lo general, el sindicato no es capaz de llevar a la acción. Y es precisamente de esas capas más explotadas de donde surgirán los destacamentos más abnegados de la revolución.
 A partir del momento de la aparición del comité de fábrica, se establece de hecho una dualidad de poder. Por su esencia ésta tiene algo de transicional porque encierra en sí misma dos regímenes irreconciliables: el del capitalismo y el proletario. La importancia principal de los comités de fábrica consiste precisamente en abrir un período prerrevolucionario ya que no directamente revolucionario, entre el régimen burgués y el régimen proletario”. (Programa de Transición, 1938).

Justamente se trata de que la clase obrera genere sus propios organismos para la lucha. ¿Por qué después del paro, qué? ¿La burocracia llamará a uno nuevo, pero esta vez por 36 horas? ¿No hay que hacer asambleas, piquetes en las fábricas y coordinadores zonales y conquistar un Comité de Lucha Nacional? ¿O hay que seguir esperando a que todo lo convoquen, con sus tiempos y políticas serviles a las patronales y al imperialismo, los traidores de la burocracia sindical que no tienen ninguna legitimidad?

Todas estas incógnitas e interrogantes, se las están formulando todos los luchadores obreros que por miles, saliendo por las cámaras de TV o en su anonimato, impusieron un paro político que hizo temblar a la burguesía, comenzando por el imperialismo y su afín gobierno de la Kirchner.
La clase obrera votó y luchó por la independencia de clase. El FIT está llevando esta consigna de lucha a una encerrona sin salida, postrándose ante la burocracia y respetándole su domino en las centrales sindicales, ajenas a la amplia mayoría del movimiento obrero. El FIT llegó a este lugar, a su dirección le sienta cómodo, pero a la clase obrera le va a resultar un infierno, que los burócratas que no representan a nadie, sigan decidiendo la suerte de los trabajadores.

Alguna vez el FIT y la izquierda deben dejar de lado sus intereses mezquinos; no pueden seguir dividiendo a la vanguardia, como lo hicieron en las marchas del último 19 y 20/12 (2013) y en los “encuentros” de sus colaterales sindicales. Demostrando que son un “Frente” que sólo se une para elecciones y no para luchar. ¡Basta de sectarismo y divisionismo!
Al ataque del gobierno y del imperialismo que está en curso, no lo podemos frenar con proyectos de leyes en el parlamento como proponen los diputados del “Frente de Izquierda” y mucho menos dejando a los obreros sindicalizados atrapados en las redes de Moyano y compañía. Necesitamos conquistar un plan de lucha y la huelga general. “La huelga general, como ya lo indica su nombre, tiene el objetivo de abarcar, dentro de lo posible, a todo el proletariado. La CGT probablemente no reúne en sus filas más del 5 al 8% del proletariado. La influencia propia de la CGT fuera de los límites de los sindicatos es absolutamente insignificante, en la medida en que, en tal o cual cuestión, no coincide con la influencia de los partidos obreros”. Estas palabras del marxismo revolucionario, que fueron escritas en 1935 (¿A dónde va Francia? – León Trotsky), demuestran tener total vigencia y no haber perdido un ápice de su vigor revolucionario.

 El FIT tiene que cambiar de rumbo urgentemente; y desde las seccionales, comisiones internas y cuerpos de delegados que dirige debe llamar a una gran acción centralizada de los sectores más combativos del movimiento obrero junto a las organizaciones piqueteras para demostrarle a la clase obrera que puede constituir una alternativa de lucha a la burocracia sindical. ¡Rompan su subordinación a los cuerpos orgánicos y los sacrosantos estatutos de la burocracia sindical!

¡Que los sindicatos y las organizaciones obreras rompan con la burguesía y sus instituciones como el Ministerio de Trabajo, la Justicia patronal, las Legislaturas y el Parlamento! ¡Fuera las manos del estado de las organizaciones obreras! ¡Abajo la Ley de Asociaciones Profesionales! ¡Hay que imponer la democracia obrera y recuperar nuestras organizaciones para la lucha!

¡Que el movimiento piquetero rompa con su subordinación al Ministerio de Acción Social y a las municipalidades, y se vuelvan a llenar las rutas de piquetes!

Solo luchando así, podremos recuperar los sindicatos para la lucha de las masas explotadas. Por ello se ha vuelto más presente que nunca la lucha por: ¡ABAJO LA BUROCRACIA SINDICAL Y SU SÉQUITO DE MATONES Y PISTOLEROS A SUELDO!

¡ABAJO LAS CUOTAS COMPULSIVAS Y LOS NEGOCIOS DE LAS OBRAS SOCIALES ADMINISTRADOS POR LA BUROCRACIA SINDICAL! ¡QUE LOS DIRIGENTES COBREN LAS CUOTAS SINDICALES YENDO A RECORRER SECCIÓN POR SECCION Y ASASMBLEA POR ASAMBLEA EN LAS FÁBRICAS Y ESTABLECIMIENTOS, Y SI NO DEFIENDEN LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES, NO COBRAN! ¡BASTA DE SINDICATOS CON GRANDES EDIFICIOS Y OBREROS POBRES CON SALARIOS MISERABLES Y DECENAS DE MILES DE DESPEDIDOS EN LA INDUSTRIA!

¡QUE LA BUROCRACIA SINDICAL VUELVA A TRABAJAR! ¡BASTA DE DIRIGENTES VITALICIOS!
¡POR DELEGADOS Y COMISIONES DIRECTIVAS VOTADOS Y REMOVIDOS EN CUALQUIER MOMENTO POR LA BASE QUE LOS PONE!

¡QUE TODOS LOS DIRIGENTES COBREN EL SALARIO MEDIO DE UN OBRERO EN NEGRO O CONTRATADO Y QUE, LUEGO DE UN AÑO, VUELVAN A LABURAR!

¡POR DIRECCIONES REVOLUCIONARIAS EN LOS SINDICATOS!

 

 


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