Volver al índice DO 24 ¡Democracia las pelotas!

¡“Democracia”, las pelotas!
Contra el circo electoral con la que quieren sacar a los trabajadores de las calles y relegitimar las instituciones del régimen infame, ¡Que se vayan todos!

Las heroicas luchas de los docentes y trabajadores de Santa Cruz y Neuquén, la jornada de paro y movilización del 9 de abril, y cada una de las actuales luchas, sacan a la luz el profundo odio de la base obrera contra la burocracia sindical de la CGT y la CTA, que a través del control de los sindicatos estatizados, son el principal sostén de este régimen infame del pacto social. El asesinato de Carlos Fuentealba y la brutal represión que debieron enfrentar los trabajadores en Santa Cruz le terminó de quitar la careta al gobierno de Kirchner, al que Fidel Castro, Chávez y el Foro social Mundial pintaban de “progresista”, “antineoliberal”, “defensor de los derechos humanos”, que iba a “repartir la riqueza”, etc.: un gobierno cipayo, antiobrero, represor y asesino de obreros, que lo único que “reparte” son salarios de hambre y palos, cárcel y balas para el que sale a pelear por sus derechos, ¡esa es la verdadera cara del gobierno de Kirchner!
El grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, que volvió a tronar en Santa Cruz, en Neuquén, en las calles de todo el país el 9 de abril, mostró que hay millones de trabajadores que ya no les creen nada ni a Kirchner y su “Frente para la Victoria”, ni a Sobisch, Macri y demás “oposición” patronal, porque saben que todos son igual de explotadores, represores y asesinos de obreros.
Así, las luchas de los trabajadores dejaron y dejan al desnudo al gobierno de Kirchner, y apuntaron y apuntan certeramente contra la burocracia de los sindicatos estatizados, los dos pilares fundamentales en que hoy se sostiene el régimen del pacto social, cuando los partidos políticos y todas las instituciones del régimen y el estado –parlamento, justicia, fuerzas armadas, policías, etc.- quedaron deslegitimados y desprestigiados después del levantamiento revolucionario de las masas en 2001 que derrocaron a De la Rúa e hicieron estallar el régimen infame de partidos patronales de la Constitución de 1853/1994.
Frente a esto, la patronal el gobierno y el régimen infame, intentan meter a los trabajadores en el circo de las elecciones, para sacarlos de la lucha y de las calles y, al mismo tiempo, volver a legitimar y fortalecer a los partidos políticos patronales, enemigos del pueblo, como instituciones de este régimen infame. Polarizando entre “kirchnerismo” y “antikirchnerismo” –como buscan hacerlo con el ballotage en la Capital-, quieren avanzar en sentar las bases de un régimen de partidos patronales al estilo del régimen chileno que tiene un ala patronal de la “Concertación” entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista de Bachelet, y otra ala patronal de los partidos pinochetistas como UDI y RN, las dos, alas patronales fervientes defensoras del TLC con el imperialismo, de la Constitución pinochetista del ’80, explotadoras y represoras de la clase obrera. Quieren poner en pie en Argentina un régimen con un ala patronal de “centroizquierda” que vaya desde Kirchner, el FPV, la burocracia de la CTA y la CGT, los castristas y los organismos de derechos humanos que se sometieron al kirchnerismo; y otra ala patronal de “centroderecha” que agrupe a Macri, al asesino Sobisch –que ya tiene su lema para las presidenciales: “Yo tengo experiencia”, es decir, que tiene experiencia en cómo matar obreros!!!- a Blumberg y al ala videlista de las fuerzas armadas.
Ya vimos a estas dos alas patronales en Argentina sostenerse mutuamente. Vimos a Kirchner sosteniendo a Sobisch frente al levantamiento de los docentes y trabajadores neuquinos que querían derrocarlo, al mismo tiempo que Kirchner actuaba igual que el asesino Sobisch, mandando la gendarmería a militarizar Santa Cruz.
Pero en las elecciones que ya se han llevado a cabo, como en Capital y Neuquén, los índices de algo más del 30% de abstención, el alto porcentaje de votos en blanco y nulos, son el reflejo distorsionado en el terreno electoral, de esa experiencia que ya están haciendo millones de trabajadores con el gobierno de Kirchner y el régimen del pacto social. Cada vez queda más al desnudo que un puñado de gerentes de monopolios, patrones esclavistas, funcionarios del gobierno, y sus sirvientes, los burócratas sindicales, son el verdadero poder que a espaldas de la amplia mayoría de obreros y explotados, deciden todo, la vida y la muerte de los trabajadores, su salarios, etc., y que los parlamentos y las legislaturas son una farsa, una cueva de bandidos levantamanos de lo que deciden ese puñado de explotadores. Cada vez queda más al desnudo que la justicia “progresista” de Zaffaroni no es más que la tapadera de la jueza Ruata de Leone que en Santa Cruz mantiene presos a los compañeros de Las Heras, y del conjunto de la casta de jueces videlistas-peronistas-radicales que hoy vuelve a condenar a algunos genocidas gerontes como Etchecolatz, para salvar al conjunto de las Fuerzas Armadas y de seguridad para que Duhalde, De la Rúa, Menem y demás asesinos de los trabajadores y el pueblo. ¡Democracia”, las pelotas!

La debacle electoral de la izquierda reformista en Neuquén y Capital Federal

Los trabajadores y los explotados que no fueron a votar en la Capital y en Neuquén, que anularon su voto, etc., mostraron un millón de veces más perspicacia que las corrientes de la izquierda reformista que, mientras se luchaba en las calles de Neuquén y Santa Cruz, mientras la sangre de Fuentealba regaba las rutas, empapelaban Neuquén y la Capital Federal con sus afiches electorales, hablando de “nueva izquierda”, de “no votar a los corruptos sino a los candidatos honestos” y del “partido que no de calla y enfrenta los atropellos”, de “un gran partido de la clase obrera”, enterrando el “Que se vayan todos” que volvía a resonar en las calles del país, negándose a utilizar la tribuna electoral para llamar a desarrollar y extender la lucha extraparlamentaria de las masas, es decir, la magnífica rebelión obrera contra el pacto social que está en curso, para llamar a coordinar y centralizar a los que luchan, para llamar a derrotar a la burocracia sindical, para plantear la necesidad de la huelga general, etc. Se dedicaron a llamar a obreros a aceptar las conciliaciones obligatorias, a confiar en que todo puede conseguirse presionando a las instituciones del régimen patronal, en que presionando a Kirchner se puede lograr que éste desmantele el aparato represivo y encuentre a Julio López; en que presionando a la justicia se puede conseguir “fallos históricos” y encarcelar a los genocidas; en que presionando al parlamento y metiendo diputados “de izquierda” se puede sacar una ley que libere a los presos políticos y desprocese a los luchadores obreros y populares, etc.
Esas corrientes terminaron sacando apenas un puñado de votos, haciendo una elección desastrosa, tanto en la Capital, como en Neuquén. No podía ser de otra manera. Les fue horriblemente mal en las elecciones, justamente porque, dirigiendo y estando al frente de cientos de organizaciones obreras, de comisiones internas, cuerpos de delegados, seccionales sindicales arrebatadas a la burocracia, de movimientos piqueteros, centros y federaciones estudiantiles, etc., se negaron a centralizar y coordinar la heroica lucha de los trabajadores de Neuquén, Santa Cruz y demás combates que configuraron el primer embate de la actual rebelión obrera, para derrotar a la burocracia sindical y a su pacto social infame.
Precisamente por negarse a cada paso a poner en pie, desarrollar y centralizar organismos de verdadera democracia obrera de la clase obrera para la lucha, independientes de la patronal y del estado, es que después, en las elecciones, no sacan ni dos votos, aunque se llenen la boca hablando de “independencia de clase”. Porque la verdadera independencia de clase se conquista con organismos independientes de democracia directa de las masas en lucha, o jamás se hará realidad.
¡Cómo va a sacar muchos votos el PO en la Capital, cuando viene de sentarse a discutir en Santa Cruz con los patrones gorilas de la UCR -es decir, con los mismos que están con Telermann en la Capital- para “democratizar” Santa Cruz con una “Asamblea Constituyente, como si votando se pudiera derrotar a las tropas de ocupación videlistas de la gendarmería!
¡Cómo van a sacar muchos votos en Neuquén el PO, el PTS, la IS, el MAS, etc., donde los trabajadores docentes, los secundarios en edad de votar, trabajadores ceramistas y de la salud votaron en asambleas no ir a votar, porque hacerlo era traicionar la sangre de Fuentealba, mostrando que estaban las condiciones para luchar por el boicot a las elecciones con la huelga general! Justamente por eso, la burocracia de izquierda de ATEN –donde está el MIC, el MST, la IS, PO, etc.- corrieron todos a negociar con el asesino Sobisch y a imponerles una derrota a los docentes, para así luego “capitalizar” el odio obrero en las elecciones, en votos constantes y sonantes. El cálculo les salió mal a los reformistas, que sacaron apenas un puñado de votos. Es que a las corrientes obreras jamás les puede ir bien cuando a la clase obrera le va mal.
Lo que estaba planteado en Neuquén era que ATEN y todas las organizaciones obreras en lucha organizaran pusieran en pie una coordinadora, llamado a la huelga general, los piquetes, los cortes de ruta, para impedir las elecciones fraudulentas de Sobisch el asesino y de sus sostenedores, los kirchneristas del Frente para la Victoria y los radicales K, para dejar a Sobisch colgado en el aire y abrir el camino para castigarlo y encarcelarlo y disolver a toda su policía asesina.
Por el contrario, la izquierda reformista a lo que se dedicó… es a apoyar el cínico petitorio de Filmus, Yasky y demás traidores de la CTERA y la CTA pidiéndole a Kirchner –que salvó y sostuvo a Sobisch- que castigue a los asesinos de Fuentealba. ¡Y después de hacer todo esto, pretenden que los trabajadores los voten, y lloran por sus debacles electorales!
La izquierda reformista frente al ballotage en la Capital Federal: ¡tarde piaste!
Una vez más, a propósito del cretinismo parlamentario

Hasta el 3 de junio, el día que se votó en la Capital, las corrientes de la izquierda reformista se desesperaron, empapelando la ciudad y llamando a los trabajadores a que votaran por sus respectivas listas, levantando sus programas totalmente reformistas, dignos de un Chacho Álvarez o un Frepaso.
Ahora, después de semejante debacle electoral que vienen de sufrir, el PO, el PTS, la Izquierda Socialista (IS) y el MAS, junto con los stalinistas del PTP-PCR que siempre los centralizan, han sacado un llamamiento conjunto frente al ballotage en la Capital, diciendo “Ni Macri, ni Filmus, vote en Blanco, anule su voto o no vaya a votar”. Como dice el dicho, “¡tarde piaste”!: antes de que a esta izquierda reformista se le ocurriera plantearlo, casi un millón de trabajadores y explotados que quieren “Que se vayan todos” no fue a votar o anuló el voto en la primera vuelta.
Pero la desesperación por los votos de ayer y el llamado a la abstención, voto blanco o nulo de hoy, son las dos caras de la misma moneda del cretinismo parlamentario y electoralista de la izquierda reformista. Porque llaman a los trabajadores a votarlos a ellos, o a abstenerse… pero siempre levantando el mismo programa reformista de “nueva izquierda”, de decirle a la clase obrera que la salida son “candidatos honestos” y no “candidatos corruptos”, su programa reformista de presión las instituciones patronales. Es decir, negándose hoy con el llamado a la abstención, al igual que ayer en la primera vuelta con el llamado al voto, a utilizar la tribuna electoral para desarrollar la lucha extraparlamentaria de las masas, para “Que se vayan todos”, para llamar a coordinar a los que luchan y conquistar un congreso nacional de delegados obreros, a derrotar a la burocracia sindical. Se mire por donde se mire, una vez más, el peor de los cretinismos parlamentarios.
Queda claro que, como bien los definiera la burguesía en el diario la Nación, las corrientes de la izquierda reformista son una comparsa rebelde que renunció hace tiempo a la lucha por la revolución, por la insurrección y la toma del poder, y se ha ubicado como pata izquierda del régimen infame de la archirreaccionaria Constitución de 1853/1994.