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Llamamiento de la Fracción Leninista Trotskista ante el 1° de Mayo de 2008

La crisis de la economía mundial capitalista imperialista; la lucha contra la restauración capitalista en Cuba; el combate contra la “revolución bolivariana”; la heroica resistencia de las masas de Medio Oriente, dividen aguas con claridad, en la vida misma, entre reformistas y revolucionarios Dando una respuesta revolucionaria a esos tests ácidos de la lucha de clases mundial

Pongamos en pie un Bloque Revolucionario internacionalista en lucha por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias

El III Congreso de la FLT resolvió impulsar un Llamamiento a conformar un Bloque revolucionario e internacionalista que luche por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias. Es que, como en 1914 lo fueran la primera guerra mundial y la traición de la socialdemocracia, hoy el estallido de la crisis de la economía mundial capitalista imperialista y la catástrofe que ésta arroja sobre las masas, la cuestión cubana, la lucha contra la impostura de “revolución bolivariana”, la guerra en Medio Oriente y las tareas y obligaciones internacionalistas de la clase obrera en cada país, la cuestión colombiana y venezolana, son tests ácidos de la lucha de clases mundial que separan con absoluta nitidez y dividen aguas entre reformistas, revisionistas y oportunistas, y los auténticos revolucionarios internacionalistas que buscan ansiosamente un camino para reagrupar sus fuerzas a nivel internacional.
Estas cuestiones candentes de la lucha de clases internacional ponen a prueba a todas las corrientes que se reclaman revolucionarias e internacionalistas; ponen a prueba, en la vida misma, su programa y su política, y sacan a la luz, con claridad, si se está verdaderamente o no en la trinchera del proletariado y de los explotados. Son estos acontecimientos agudos, la actitud, los principios y el programa que se sostengan frente a ellos, los que permiten entonces que, en la lucha misma, nos reconozcamos como tales los revolucionarios internacionalistas, y se desnuden y desenmascaren todos los renegados del trotskismo, charlatanes y oportunistas que los días de fiesta pregonan la revolución socialista y juran por el Programa de Transición; que proclaman luchar por la “reconstrucción de la IV Internacional”, pero que todos los días aplican la vieja política de colaboración de clases de la socialdemocracia y el stalinismo, de los que han devenido continuadores.
Publicamos entonces aquí el Llamamiento de la FLT que concentra, en una serie de puntos que intentan dar una respuesta revolucionaria frente a la crisis de la economía mundial capitalista imperialista, frente a la cuestión cubana –alrededor de la cual se define hoy con claridad, como ayer alrededor de la cuestión rusa, quién lucha efectivamente por la dictadura del proletariado y quién no-, frente a la guerra y la heroica resistencia de las masas en Medio Oriente; frente a la impostura de la “revolución bolivariana”, bases principistas elementales para poner en pie un Bloque verdaderamente revolucionario e internacionalista.
El presente Llamamiento contiene, por lo tanto, 23 puntos que intentan dar una respuesta revolucionaria a los tests ácidos de la lucha de clases mundial, como propuesta a ser discutida, corregida, ampliada por los revolucionarios del mundo como bases principistas de este Bloque por una Conferencia Internacional que luchamos por constituir, que prepare un rápido reagrupamiento internacional para combatir a las direcciones traidoras que son las que impiden que, al inicio de la crisis de la economía mundial capitalista imperialista, el proletariado mundial pueda pasar a la contraofensiva y retomar el camino de la revolución proletaria.
Tal como planteamos en la presentación de este número de “El Organizador…”, los camaradas del Partido Obrero Marxista (POM) de Brasil, desde su propia visión y convicciones, han tomado activamente en sus manos la lucha por esa Conferencia Internacional, y han tomado la iniciativa de impulsar, a mediados del año en curso, en Brasil, una Pre-conferencia de todos los grupos y corrientes que adhieran a ese combate y lo hagan suyo. Desde la FLT, ponemos ya a debate de todos los grupos y corrientes que se sumen a la Pre-Conferencia de Brasil, este Llamamiento para abrir la discusión en pos de poner en pie un Bloque internacionalista y revolucionario que luche por esa Conferencia Internacional.
Entonces, en este 1° de Mayo de 2008, sentando bases principistas alrededor de dar respuesta revolucionaria a los tests ácidos de la lucha de clases mundial, llamamos a constituir un Bloque revolucionario e internacionalista que luche por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias, es decir, por un verdadero Zimmerwald y Kienthal del siglo XXI, capaz de constituir un centro internacional que luche por volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista sobre la base del legado y el programa del congreso de fundación de la IV Internacional en 1938, continuadora del bolchevismo y de la III Internacional revolucionaria de Lenin y Trotsky.
Llamamos a todos los internacionalistas que nos reconozcamos como tales en la vida misma, a reagruparnos alrededor de las siguientes respuestas revolucionarias ante los tests ácidos de la lucha de clases mundial que dividen y separan con claridad dos trincheras en la arena de la lucha de clases mundial: de un lado; los que luchamos por el triunfo de la revolución obrera y socialista internacional; y del otro, todos aquellos que someten al proletariado a la burguesía. Es que, con la época imperialista de crisis, guerras y revoluciones, llegó a su fin la época de los programas nacionales: es la hora del programa internacional del proletariado, para que los revolucionarios internacionalistas podemos dirigir, en la palestra nacional, a la clase obrera a la toma del poder.

ANTE LA CRISIS DE LA ECONOMÍA MUNDIAL CAPITALISTA IMPERIALISTA:
EN LA TRINCHERA DE LA LUCHA POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA COMO TAREA INMEDIATA PARA SALVAR AL PROLETARIADO DE LA CATÁSTROFE, CONTRA TODOS LOS REFORMISTAS ENFERMEROS DEL CAPITAL


1.  Sólo la revolución proletaria triunfante puede parar la catástrofe y la barbarie del capitalismo en putrefacción. La premisa “Socialismo o Barbarie” se torna una consigna y un programa para la acción inmediata.

La crisis económica mundial y la catástrofe del sistema capitalista imperialista, que hace caer su ruina sobre el conjunto de la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo, han puesto la premisa de “socialismo o barbarie” del marxismo revolucionario como una consigna y un programa para la acción inmediata.
El látigo del capital, la carestía de la vida, la recesión con su secuela de despidos y ataques a las conquistas de la clase obrera mundial, plantean como necesidad inmediata de las masas, la lucha por la derrota del sistema capitalista imperialista mundial, y ponen a la orden del día, la lucha inmediata por al revolución proletaria, puesto que sólo luchando por ella, podrá la clase obrera mundial escapar de la ruina, la miseria creciente, la carestía de la vida y el hundimiento de los pueblos oprimidos del mundo. ¡Para que la clase obrera y los explotados vivan, el sistema capitalista imperialista debe morir!
Contra el reformismo que pretende constreñir a la clase obrera a la lucha económica, cuando el capital ha lanzado una verdadera guerra contra los trabajadores y los explotados, los impulsores de este Llamamiento levantamos el apotegma del marxismo revolucionario que dice que, luchando todos los días por la toma del poder y la dictadura del proletariado, diciéndoles todos los días a las masas que esa es la única salida a sus penurias, no renunciamos a arrancarle a la burguesía, en el camino de la lucha, la más mínima de las conquistas, sabiendo que las mismas serán efímeras y se perderán si el proletariado no avanza a hacerse del poder. La lucha por el pan, por el trabajo, por la tierra, contra la guerra, contra el yugo imperialista, sólo tendrá solución con el triunfo de la revolución socialista internacional. Contra la impostura del “socialismo del siglo XXI” que impulsan los embaucadores del Foro Social Mundial, nuestro grito de guerra es el de “Revolución socialista ahora” para salvar al planeta de la catástrofe y la barbarie.
Como lo hiciera ayer, en 1914, el estallido de la primera guerra mundial interimperialista y la traición histórica de la socialdemocracia ante la misma, hoy la crisis de la economía mundial capitalista y la catástrofe que ésta arroja sobre los explotados del mundo, marca una clara divisoria de agua entre reformistas, enfermeros del capital –a los que se han integrado los renegados del trotskismo enterradores de la IV Internacional y de su legado-, y revolucionarios que luchamos por ser, junto al proletariado mundial, sus enterradores. O se está por la lucha por la revolución socialista internacional, combatiendo por ella y en esa perspectiva todos los días; o de lo contrario, se está por presionar al estado burgués por migajas, por reformarlo. O se está por la revolución socialista y se combate por ella todos los días; o se está por esa estafa que es el “socialismo de mercado” y por la impostura de la “revolución del siglo XXI”, a los pies de la burocracia castrista y las burguesías “bolivarianas” y su mentira cínica de la “redistribución de la riqueza”; o a los pies también de las burguesías nativas como las de Medio Oriente, carceleras de su propio pueblo palestino al servicio del ocupante sionista, como son Al Fatah y Hamas; colaboracionistas con la ocupación imperialista de Irak y represoras de su propia clase obrera, como es la burguesía iraní; o que, como Hizbollah, pactan sobre la sangre y el martirio de las masas palestinas y los explotados del Líbano, con el gobierno pro-yanqui de Siniora y con las tropas imperialistas de la ONU que ocupan el sur del país. O se está por la lucha por la revolución socialista entonces, o se termina a los pies de las burguesías nativas, socias menores del imperialismo, que pueden llegar a regatear con éste por su tajada de los negocios, pero que siempre se disciplinan a él contra las masas y contra la revolución obrera y socialista, cuyo triunfo es lo único que puede liberar a las naciones coloniales y semicoloniales del yugo imperialista.
Ayer, en 1914, cuando los obreros eran arrastrados por los socialimperialistas a masacrarse entre sí en los campos de batalla al servicio de los intereses de “sus” respectivas burguesías, la tarea inmediata para detener la guerra y conquistar la paz, no era otra que la revolución socialista: “dar vuelta el fusil, transformar la guerra imperialista en guerra civil contra la propia burguesía”, tal era el programa revolucionario levantado por Lenin, Liebcknecht y los internacionalistas de la Izquierda de Zimmerwald, que en 1915 cabían en un sillón, pero que en 1917 se transformaron en carne y sangre del proletariado ruso que imponía ese programa en la vida misma.
Hoy, ante el inicio de la crisis del sistema capitalista imperialista mundial, “dar vuelta el fusil” significa luchar por la revolución proletaria, único camino para parar la catástrofe del capitalismo en descomposición con su secuela de guerras, masacres, hambruna y superexplotación contra las masas. Significa preparar una gran contraofensiva de masas a nivel mundial para transformar las actuales revueltas por el pan y rebeliones obreras en el inicio de la revolución proletaria.

2.  Contra el Foro Social Mundial y los renegados del trotskismo que son su “ala izquierda”, que someten al proletariado a los imperialistas “democráticos” y a las burguesías nativas

El obstáculo para ello es la subordinación a la burguesía que le imponen al proletariado y a los explotados las direcciones traidoras y todos los reformistas, incluidos los renegados del trotskismo, de los que un sector apoya abierta y directamente, por ejemplo, en América Latina, a los gobiernos “bolivarianos”, como en el caso del de Chávez, mientras otro sector impulsa una política de llamar a las masas a luchar para presionar sobre los gobiernos burgueses para que éstos tomen medidas supuestamente “progresivas” y les otorguen sus demandas y reivindicaciones. Así, vimos a corrientes como la LIT presionando a Chávez exigiéndole que éste “avance al socialismo”. Vimos al PSTU de Brasil impulsando plebiscitos para presionar a Lula a que abandone su plan de “reformas” laboral, sindical y universitaria. En Argentina, vemos a corrientes como el PTS diciéndoles a los trabajadores en lucha que presionen sobre el ministerio de trabajo, sobre los jueces “democráticos”, sobre los parlamentos, sobre los políticos patronales “opositores”, etc., para que éstos emitan dictámenes o leyes “favorables” a los obreros.
Esta pérfida política de colaboración de clases, de frente populares, de “apoyar las medidas progresivas de los gobiernos burgueses”, de presión sobre el estado burgués, sus gobiernos y regímenes, es un impedimento absoluto para que el proletariado se convierta en caudillo de los sectores arruinados de las clases medias del campo y la ciudad para avanzar, bajo su dirección, mediante una insurrección victoriosa, hacia la dictadura del proletariado.
Contra ellos, los revolucionarios que impulsamos este Llamamiento afirmamos que todo aquel que genera y fomenta la más mínima ilusión en la clase obrera de que sus problemas se solucionarán presionando a las instituciones del estado y el régimen burgués o de la mano de patrones supuestamente “progresistas”, es un enemigo declarado de los intereses históricos del proletariado y de la lucha por la revolución socialista.
De la misma manera, declaramos un combate sin cuartel por derrotar la política campista que somete al proletariado al “campo burgués progresivo”, que en Bolivia se expresó en el apoyo a Morales “contra la Media Luna fascista” cuando era el propio Morales el que se encargaba de atacar al corazón del proletariado boliviano con la brutal derrota física propinada por su ejército a los mineros de Huanuni. La política de apoyo a los gobiernos burgueses “bolivarianos” se expresó en el apoyo de todos los reformistas a Correa y Chávez contra Uribe, cuando todos terminaron abrazados en la Cumbre del grupo Río, festejando sus negocios sobre la sangre derramada de la resistencia colombiana. En Estados Unidos, gritaban “Cualquiera menos Bush”, mientras se sometía al proletariado frente a la guerra de Irak, a los imperialistas “democráticos” franceses y alemanes, y luego, al Partido Demócrata. O en el caso de Argentina, donde la izquierda del Foro Social Mundial, ante el lock out patronal en el campo, se dividió alrededor de a qué sector de la burguesía apoyar: si al gobierno de Kirchner y a las transnacionales del Mercosur y las petroleras; o a la nueva burguesía y oligarquía agraria sostenida por las trasnacionales cerealeras y ligada a la Bolsa de Chicago, por dar tan sólo algunos ejemplos.
Los firmantes de este documento, comprometemos todas nuestras fuerzas en el combate por volver a inscribir con letras de sangre en el programa del proletariado internacional, de que jamás el proletariado debe apoyar a ningún sector burgués ni a sus gobiernos, ni ninguna de sus medidas, por más “progresivas” que las pinten, porque ello es renegar abiertamente de la lucha por su derrocamiento.
Las direcciones traidoras y reformistas intentan justificar esta nefasta política de colaboración de clases mediante la teoría-programa del “socialismo de mercado”, con la que se estafa a los trabajadores diciéndoles que es posible reformar el capitalismo putrefacto “socializando el mercado” mediante un utópico “intercambio social e igualitario”. Para esta teoría reformista, el problema del capitalismo no está en el terreno de la producción, sino en el de la distribución, con lo cual, todo se soluciona “redistribuyendo la riqueza”, sin tocar la propiedad de los parásitos capitalistas. Los reformistas se demuestran así como lo que son: enfermeros del capitalismo que garantizan que quede intacta la propiedad de las siete grandes compañías imperialistas que controlan los cereales y hoy hunden en el hambre a cientos de millones de obreros y explotados en el planeta; del puñado de petroleras imperialistas que controlan las reservas y las rutas del crudo e impulsan las masacres y genocidios de sus “guerras del petróleo”; al conjunto de las transnacionales y a las burguesías nativas que son sus socias menores.
Por ello, comprometemos todas nuestras fuerzas también en la lucha por volver a escribir con letras de sangre en el programa del proletariado internacional, que el problema del capitalismo no está en la distribución, sino en el terreno de la producción, o sea, en la clase minoritaria que detenta la propiedad de los medios de producción –la burguesía-, y que explota en su beneficio a la amplia mayoría de trabajadores desposeídos que nada tienen, sólo su fuerza de trabajo para vender y su prole para alimentar. Por ello, la única solución es la expropiación de los expropiadores, es decir, el triunfo de la revolución obrera y socialista que, mediante una insurrección victoriosa, imponga la dictadura del proletariado que expropie a la burguesía.

3.Frente al crac y al feroz ataque de la burguesía contra los explotados: ¡hay que preparar y organizar una contraofensiva del proletariado mundial, para que sean los capitalistas los que paguen la crisis que ellos provocaron!

La crisis económica ha golpeado y alcanzado al conjunto del sistema capitalista imperialista mundial. Contra todos los revisionistas y renegados del trotskismo que auguraban una “onda larga” de expansión del capitalismo y toda una época de “recomposición reformista” del proletariado, esta crisis -que, con el inicio de la recesión en Estados Unidos y con la amenaza de un proceso mundial de estanflación, está entrando en su tercer acto- está hundiendo en la catástrofe a la clase obrera y a los explotados del planeta. La carestía de la vida hunde a las masas en la miseria; y cuando se ha llegado a un récord de producción de alimentos a nivel mundial, sin embargo, el hambre cunde en decenas de naciones del África, de Asia, y de América Latina, y comienza a golpear también al interior de los países imperialistas amenazados con procesos de recesión o estanflación. Así, en los Estados Unidos, ¡son ya 28 millones de trabajadores y sus familias los que dependen de los vales de comida del estado burgués!
Durante el primer lustro del siglo XXI, el accionar de las direcciones traidoras contrarrevolucionarias, las aristocracias y burocracias obreras de todo el mundo impuso la desincronización del combate de masas y la derrota y desvíos de los focos más avanzados de la revolución mundial. Hoy, el látigo del capital tiende a unir y sincronizar la lucha de las masas en el mundo, mientras que los padecimientos inauditos provocados por los saltos sucesivos de la crisis económica mundial, impulsan a las masas a enfrentar a los regímenes, estados y gobiernos agentes o sirvientes del gran capital financiero internacional. Afirmamos entonces que la necesidad de la hora, frente al crac y al feroz ataque de la burguesía contra los explotados, es la de preparar y organizar una contraofensiva del proletariado mundial, para que sean los capitalistas los que paguen la crisis que ellos provocaron.
Pero para ello, es necesario romper con la burguesía, derrotar a las aristocracias y burocracias obreras de todo pelaje que la someten a ella, romper con el “socialismo de mercado” –que no es más que la postración de la clase obrera ante el mercado capitalista controlado por el capital financiero internacional y las transnacionales imperialistas- único camino para transformar las revueltas por el pan y las rebeliones obreras que ya están protagonizando la clase obrera y los explotados en decenas de países en el planeta, en el inicio de esta contraofensiva del proletariado mundial.
A esto debe apuntar el programa de transición de los revolucionarios para el momento actual y su intervención decidida: a transformar la lucha económica en lucha política de masas abierta contra los estados, regímenes y gobiernos burgueses. A transformar las revueltas espontáneas de las masas contra el hambre y la carestía de la vida en auges proletarios en los que éstas, combatiendo por la escala móvil de salarios y horas de trabajo, por la nacionalización y expropiación de la tierra, de las grandes petroleras y cerealeras; por la nacionalización y expropiación de los monopolios y el gran capital imperialista y los bancos, sin indemnización y bajo control obrero, ataquen la propiedad y las ganancias de los capitalistas, para que sean ellos los que paguen la crisis que han provocado. Para que las masas en lucha pongan en pie sus organismos de autodeterminación y democracia directa, sus piquetes y comités de autodefensa, preparatorios de insurrecciones contra los estados, regímenes y gobiernos hambreadores y represores. Insurrecciones que sólo podrán triunfar con un partido revolucionario leninista de combate a su frente.

4.  ¡Hay que volver a poner de pie a la clase obrera norteamericana!

La clase obrera norteamericana, de las potencias imperialistas europeas y de Japón, que puede golpear al corazón mismo del imperialismo, tienen en sus manos la llave para que la clase trabajadora mundial pueda responder a la crisis y al ataque de la burguesía con esta contraofensiva generalizada. Pero para ello, ¡hay que derrotar a la burocracia sindical traidora de la AFL-CIO norteamericana que entregó en convenios por fábrica con los patrones, el salario, la salud, la jubilación y las conquistas de la clase obrera, y que junto con los personeros del Foro Social Mundial –castristas, chavistas y renegados del trotskismo- llevó al proletariado norteamericano a los pies del Partido Demócrata de los carniceros Clinton y Obama! Romper con el Partido Demócrata, derrotar a la burocracia de la AFL-CIO y retomar la lucha política de masas, con huelgas, piquetes, movilizaciones, contra la guerra y la ocupación de Irak y Afganistán y por las demandas de los trabajadores inmigrantes, ¡ese es el camino el proletariado norteamericano pueda enfrentar el brutal ataque que la burguesía ha lanzado contra sus conquistas y su nivel de vida, derrotar al régimen imperialista de los “Republicratas” e imponer que la crisis la paguen los capitalistas, y avanzar en el camino de expropiar a los monopolios y a todos los expropiadores!
¡Hay que volver a poner de pie a la clase obrera norteamericana! ¡Abajo el régimen imperialista de los “Republicratas”, masacrador de los pueblos del mundo y explotador y opresor de la propia clase obrera norteamericana! ¡Viva la huelga que preparan los portuarios de la Costa Oeste de los Estados Unidos para el 1° de Mayo, contra la guerra y la ocupación de Irak y Afganistán, en defensa de los derechos de la clase obrera y en defensa de los derechos de los trabajadores inmigrantes! “Si no hay paz, hay huelga: ¡paremos la guerra en Irak y Afganistán! Defendamos los derechos de los trabajadores. Defendamos los derechos de los inmigrantes. Paremos el 1° de Mayo todos los puertos de la Costa Oeste”: este programa de los portuarios, es el programa para organizar y preparar la contraofensiva de toda la clase obrera norteamericana!

5.  ¡Por la unidad de la clase obrera europea!

En Europa, con la huelga de los portuarios contra el brutal ataque a sus conquistas por parte de Sarkozy y del régimen imperialista de la V República, a pesar y en contra de los pactos sociales regulacionistas impuestos por la aristocracia y la burocracia obrera, la clase obrera francesa que retoma el combate. La clase obrera inglesa que vuelve a la lucha con la huelga de los maestros, enfrentando al gobierno de Brown y a la corrupta y parásita monarquía imperialista británica, junto a la de las demás potencias europeas y al proletariado norteamericano. ¡Abajo los pactos sociales regulacionistas de las aristocracias y burocracias obreras que subordinan a la clase obrera de las potencias europeas a sus propias burguesías imperialistas! ¡Abajo las burocracia sindicales de la CGT y CDFT francesa; de las Trade Union británicas, de la CGIL italiana, de la CGT y Comisiones Obreras de España!
Sacándose de encima a las burocracias sindicales traidoras, el proletariado francés, alemán, del Estado Español, italiano, etc., podrá unificar sus filas, comenzando por unirse con los sectores más explotados de la clase obrera, y en primer lugar, millones de trabajadores inmigrantes súperexplotados y oprimidos por sus propias burguesías imperialistas, esos que se levantaron en las Cités de Francia al grito de “Todas las noches haremos de París una Bagdad”: ¡ese es el camino para unir a la clase obrera de las potencias europeas con sus hermanos, los trabajadores y los pueblos oprimidos de África, Medio Oriente, Asia y América Latina!
Ese es el camino para organizar una contraofensiva del proletariado de las potencias europeas contra los regímenes y gobiernos imperialistas, para que el fantasma de la revolución socialista vuelva a sobrevolar el viejo continente: ¡Abajo el régimen imperialista de la V República francesa! ¡Abajo las putrefactas monarquías imperialistas española y británica, y los gobiernos de Zapatero y Brown! ¡Abajo los regímenes imperialistas de Alemania e Italia, todos ellos expoliadores y masacradores de los pueblos del mundo, y explotadores de sus propias clases obreras!
Para avanzar en este camino, la clase obrera de las potencias europeas necesita unir sus filas con la clase obrera de Rumania, Eslovenia, de los demás estados del Este –transformadas hoy en republiquetas sembradas de maquiladoras de las potencias imperialistas que superexplotan la mano de obra calificada barata- y de Rusia, entregados por la canalla stalinista a la restauración capitalista. Levantar la demanda de que los obreros de Dacia-Renault de Rumania que vienen de protagonizar una huelga general exigiendo un salario igual al de los obreros franceses de Renault, ¡esa es la primera y primordial tarea de los obreros franceses! De lo contrario, no podrán defender sus salarios ni sus conquistas del ataque de la patronal que, lejos de aumentar el salario de los obreros rumanos, buscará llevar los salarios de los obreros franceses al nivel de los de Rumania.
Para preparar y organizar una verdadera contraofensiva, el proletariado de Europa Occidental necesita inscribir en sus banderas de combate la lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en esas naciones; es decir, la lucha por el derrocamiento de las nuevas burguesías, socias menores de los imperialistas, mediante nuevas revoluciones socialistas triunfantes en los estados balcánicos, en el este de Europa y en el propio territorio de la Revolución de Octubre: Rusia y las repúblicas de la ex URSS. Este combate está estrechamente ligado a la lucha en defensa de las nacionalidades oprimidas en el viejo continente, tanto por las burguesías imperialistas, como por la nueva burguesía gran rusa: ¡por el derecho de autodeterminación de los pueblos vasco y catalán, oprimidos por la monarquía imperialista de los Borbones! ¡Por la independencia de Irlanda del Norte, desangrada por la sanguinaria monarquía imperialista británica! ¡Por la expulsión de las tropas de la OTAN del Kosovo, y por un Kosovo independiente, obrero y socialista! ¡Fuera de Chechenia las manos del genocida Putin y la nueva burguesía gran rusa; por la derrota militar de su ejército blanco contrarrevolucionario!
¡Abajo la OTAN y todas sus bases militares! ¡Abajo la utópica y reaccionaria “unidad” europea de Maastricht! Sólo levantando estas banderas en primer lugar, podrá el proletariado de las potencias europeas enfrentar eficazmente el ataque de sus propias burguesías imperialistas, defender sus conquistas atacadas y retomar decisivamente el camino de la revolución en las propias potencias imperialistas, del derrocamiento de los regímenes y gobiernos imperialistas mediante insurrecciones proletarias triunfantes que impongan la dictadura del proletariado en Francia, Italia, Alemania, España, Inglaterra, etc., y de la conquista de los Estados Unidos Socialistas de Europa, desde Portugal y las islas británicas, hasta las estepas rusas.

6.  ¡Todo Medio Oriente debe ser la tumba de las potencias imperialistas y de su gendarme sionista!

El combate de la clase obrera y los explotados del mundo se ha atalonado en Medio Oriente. La insurrección armada de las masas iraquíes en Basora y Bagdad, a pesar y en contra de la burguesía de Al Sadr, significa un enorme salto en la resistencia y guerra nacional que le propinó una derrota estrepitosa al ejército gurka iraquí y dejó colgado de un hilo al gobierno del protectorado de Maliki, que ha debido echar a 1300 soldados y policías por haberse negado a “luchar contra los sediciosos”. El gobierno del protectorado hoy sólo se sostiene gracias al accionar de Al Sadr que intenta contener a las masas y desarmarlas, para impedir un verdadero Vietnam de las tropas yanquis invasoras. A esto se suma el auge proletario en Egipto, donde viene de realizarse una huelga general, y el ascenso de la clase obrera en Dubai e Irán, al tiempo que las martirizadas masas palestinas amenazan con romper el control de Al Fatah y Hamas, esas burguesías carceleras de su propio pueblo por cuenta del estado sionista.
Los revolucionarios firmantes de este llamamiento, hemos elegido ya nuestro lugar en la trinchera de las masas explotadas y de las naciones oprimidas de Medio Oriente, comprometemos todas nuestras fuerzas en la lucha ¡Por la derrota de todas las tropas imperialistas en Irak y Afganistán! ¡Por la victoria de la heroica resistencia de las masas iraquíes y afganas!
¡Paremos la masacre y el genocidio contra el pueblo palestino! ¡Por la destrucción del estado sionista de Israel! ¡Por un Estado Palestino laico, democrático y no racista que sólo podrá ser garantizado por un gobierno obrero y campesino de las masas palestinas autoorganizadas y armadas! ¡Basta de subordinar a la clase obrera y el pueblo palestinos a las burguesías de Hamas y Al Fatah, carceleras y esclavizadotas de su propio pueblo! ¡Por una Asamblea nacional palestina que destruya las muros, que unifique al pueblo palestino de toda la Palestina histórica, Líbano y Jordania, y que lo una a sus hermanos de clase de Egipto, Irán, Dubai y todo Medio Oriente!
¡Fuera las tropas imperialistas de la ONU del sur del Líbano! ¡Abajo los pactos de HIzbollah con el gobierno cipayo y pro-imperialista de Siniora!
El proletariado de Egipto, sublevado contra la brutal y hambreadora dictadura de Mubarak, se postula ya como caudillo del conjunto de la clase obrera y los explotados de Medio Oriente, sojuzgados como en Palestina, por el ocupante sionista, y por los jeques árabes y las burguesías nativas en los demás países de la región. Así como ayer la clase obrera y los explotados palestinos de Gaza derribaron el muro de Rafah y buscaron unir sus filas al proletariado egipcio, hoy es este último el que tiene en sus manos la posibilidad de derribar ese Muro infame que Mubarak y Hamas volvieron a levantar, y extender su combate revolucionario y antiimperialista a Palestina, Líbano y todo Medio Oriente, único camino para destruir al estado sionista de Israel y conquistar la liberación de la nación palestina. ¡Abajo Mubarak! ¡Por la huelga general insurreccional del proletariado y los explotados de Egipto que no deje sobre piedra de ese régimen y gobierno infames! ¡Por un Egipto soviético, obrero y socialista! ¡Por una Federación de Repúblicas Socialistas Obrero-campesinas de Medio Oriente!
Todo Medio Oriente debe ser la tumba de las potencias imperialistas y de su gendarme sionista. Para ello, hay que romper toda subordinación de la clase obrera de Medio Oriente a las burguesías de la región, socias menores del imperialismo en el saqueo de sus naciones y en las masacres contra sus propios pueblos. ¡Viva la lucha antiimperialista de las masas de Medio Oriente y su combate por derrotar a las tropas imperialistas en Irak! ¡Viva la lucha de la clase obrera de Egipto, Irán, Dubai y toda la región!

7.  Para organizar la contraofensiva en América Latina, la tarea indispensable: ¡romper con la burguesía!

En América Latina, para poder organizar y preparar una contraofensiva del proletariado como respuesta a la crisis de la economía mundial capitalista imperialista y al brutal ataque de los capitalistas, se trata de romper con la “revolución bolivariana” y con la burocracia castrista que se apresta a consumar la restauración capitalista en Cuba. ¡Romper con la sumisión a la burguesía, a sus regímenes y a sus gobiernos “bolivarianos” o no, que imponen las direcciones del Foro Social Mundial, es el único camino para que el proletariado y los explotados de América Latina vuelvan a ponerse de pie y a sacudir el continente, desde México hasta Tierra del Fuego, con su combate revolucionario y antiimperialista!

8. ¡Libertad inmediata e incondicional a los cientos de miles de luchadores obreros y populares presos en las cárceles de los estados burgueses de todo el mundo, como verdaderos rehenes de la clase obrera y los explotados en manos del imperialismo y las burguesías nativas!

Preparar y organizar la contraofensiva de la clase obrera mundial, significa también luchar por arrancar de las cárceles de los estados capitalistas de todo el mundo, a los cientos de miles de luchadores obreros y populares presos, como verdaderos rehenes en manos del imperialismo y las burguesías nativas. Para impulsar la contraofensiva, los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo necesitamos tener en la primera línea de lucha a nuestros mejores combatientes, hoy presos en las garras de este sistema explotador.
Por ello, los impulsores y firmantes de este Llamamiento, comprometemos todas nuestras fuerzas en la lucha por la liberación de todos los rehenes de la clase obrera y los explotados que están en manos de los estados capitalistas, como bandera irrenunciable del proletariado mundial: ¡Por la libertad de los presos de Las Heras en Argentina, de los presos de Guantánamo, de los presos de Oaxaca; por la libertad de los miles de luchadores de la resistencia colombiana presos en las cárceles de Uribe, el sirviente de Bush, y su ejército de ocupación, por la libertad de las decenas de miles de presos políticos palestinos torturados en las mazmorras del estado sionista de Israel; y por la libertad de todos los luchadores presos en manos del imperialismo yanqui y la CIA en sus cárceles secretas en Afganistán, Irak y decenas de países!

CUBA: ¡Abajo el régimen restaurador del capitalismo y la burocracia castrista! ¡Por el triunfo de la revolución política para salvar al estado obrero en descomposición de la catástrofe de la restauración capitalista!

9.  En defensa de Cuba: ¡abajo la política internacional
contrarrevolucionaria de la burocracia restauracionista, estranguladora de la lucha revolucionaria y antiimperialista de la clase obrera y los explotados de América Latina!
¡Por consejos armados de obreros, campesinos y soldados, que derroquen a la burocracia restauracionista y pongan a Cuba como un eslabón de la revolución latinoamericana y mundial!

Los firmantes de este Llamamiento denunciamos y enfrentamos el proceso de restauración capitalista en Cuba impulsado por la burocracia castrista, y al régimen restaurador del capitalismo que ya se ha establecido, asentado sobre el estrangulamiento de la revolución latinoamericana y sobre la expropiación del despertar y la lucha antiimperialista de la clase obrera norteamericana, sometida por los castristas, chavistas y el Foro Social Mundial, al Partido Demócrata.
Con la imposición de la restauración capitalista en Cuba, el imperialismo, las burguesías “bolivarianas” y la burocracia castrista se preparan para propinarle una terrible derrota a la clase obrera latinoamericana y norteamericana, apostando a sacarla de escena por varios años. Pero está por verse si podrán lograrlo: porque la restauración capitalista no será pacífica, sino que la burocracia castrista, asociada a los monopolios imperialistas, deberá vencer la resistencia revolucionaria de las masas cubanas con métodos de guerra civil; y porque la revolución latinoamericana ha sido expropiada, contenida, estrangulada; y la clase obrera norteamericana engañada y subordinada al Partido Demócrata, pero el proletariado del continente no ha sido aplastado ni sacado de escena por todo un período histórico.
La burocracia restauracionista que prepara su reciclaje en nueva burguesía, ya ató su suerte a la política de “buen vecino” del imperialismo francés con el que se ha asociado en el negocio del níquel en la isla; al Partido Demócrata de los imperialistas yanquis, apostando a que una presidencia de Obama o Clinton levante el embargo y de un impulso cualitativo al proceso de restauración capitalista, y a las burguesías del continente que le deben, en gran medida, el haber estrangulado la lucha revolucionaria de los explotados de América Latina.
Hoy, la burocracia y su régimen restaurador han permitido el libre acceso a los hoteles –verdaderos shopping centres- y han llenado las vidrieras de electrodomésticos, celulares, computadoras, etc., creando un nuevo mercado burgués para que consuman la burocracia, sus hijos y una minoritaria nueva clase media que manejan pesos convertibles, buscando crear así una base social firme para la restauración capitalista, mientras quedan afuera de ese consumo la amplia mayoría de obreros y campesinos que ganan 13 dólares mensuales y que están sujetos a miserables cartillas de racionamiento. Con estas medidas, el régimen restaurador legitima y legaliza, a través del mercado capitalista, la cada vez más brutal diferenciación salarial, a la vez que la venta de estos productos –electrodomésticos, celulares, etc.- a través de las tiendas del estado, se transforma también en un nuevo negocio para la burocracia restauracionista que se prepara para transformarse en burguesía.
Hoy, la defensa de Cuba significa luchar por el triunfo de la revolución política, es decir, por que se pongan en pie los consejos de obreros, campesinos y soldados, que impongan el armamento de todo el pueblo –que es la mejor manera de defender a Cuba ante todo ataque del imperialismo- disolviendo a la casta de oficiales de las Fuerzas Armadas que ha devenido en abiertamente restauradora del capitalismo -es decir, defensora medidas restauracionistas, de la propiedad e intereses de los monopolios y las “empresas mixtas” en la isla, y de la desigualdad social- y que, con Raúl Castro a la cabeza, controla la gran mayoría de esas sociedades “mixtas” asociadas a las transnacionales. Se trata de poner en pie esos consejos armados de obreros, campesinos y soldados, que derroten la política restauracionista de la burocracia castrista y a la propia burocracia, bajo las banderas de ¡Abajo el régimen restaurador del capitalismo! ¡Abajo los nuevos ricos de la burocracia castrista!; ¡abajo la desigualdad social y salarial, abajo las medallas, privilegios y condecoraciones!; ¡abajo las empresas mixtas!, ¡una sola moneda, una sola economía: renacionalización inmediata del petróleo, el níquel, el turismo y demás empresas mixtas, sin pago y bajo control obrero!, ¡reimposición del monopolio del comercio exterior, de la propiedad nacionalizada en toda la isla, y de una economía democráticamente planificada por los consejos armados de obreros, campesinos y soldados, único camino para poner a Cuba como un eslabón de la revolución latinoamericana, norteamericana y mundial.
¡Hay que impedir el golpe definitivo a las conquistas de la revolución cubana! Su defensa vive en la revolución americana - que ha sido expropiada y desviada, pero no aplastada- y en la revolución mundial: ¡hay que derrotar la política internacional contrarrevolucionaria de la burocracia castrista! ¡Hay que derrotar en América Latina a los regímenes y gobiernos “bolivarianos” expropiadores de la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas! ¡Hay que derrotar en los Estados Unidos al régimen imperialista de los “Republicratas”!
Si la revolución latinoamericana triunfa, los obreros y campesinos cubanos encontrarán en el combate revolucionario de la clase obrera latinoamericana y norteamericana, la solución a las penurias impuestas por la burocracia castrista con la pérfida política internacional de colaboración de clases y de “socialismo en un solo país”. En la revolución argentina encontrarán las masas cubanas los cereales, la carne y la leche de calidad para alimentar a sus hijos; en la revolución brasileña y mexicana encontrarán la industria liviana; en una Venezuela revolucionaria triunfante encontrarán el petróleo. En la revolución centroamericana y mexicana encontrarán la ligazón con los millones de obreros latinoamericanos superexplotados en los Estados Unidos un verdadero lazo de carne y sangre para unirse a la clase obrera norteamericana, la que puede, con su triunfo, proveer la más avanzada tecnología y el más alto desarrollo de las fuerzas productivas, capaces de sacar a una Cuba obrera y socialista del aislamiento y del atraso.

En la trinchera del combate por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en China y VIETNAM entregadas a la restauración capitalista por la canalla stalinista devenida en burguesía

10.  La candente cuestión china

La restauración capitalista y el salvaje ingreso de las transnacionales en China significó no sólo la esclavización como mano de obra barata de cientos de millones de obreros, sino también la liquidación en los hechos de la nacionalización de la tierra y el acaparamiento la misma parte de los funcionarios de la ex burocracia del PC devenida en burguesía, cuestión que significó la expulsión de millones de campesinos de la tierra que migraron a las ciudades a sumarse al ejército de obreros esclavizados, y por consiguiente, la destrucción de gran parte de la producción agrícola de ese país. Así, hoy China debe importar la mayor parte de los alimentos que consume, alimentos cuyos precios no cesan de aumentar.
La destrucción de la propiedad nacionalizada de la tierra es la causa primordial del hambre y de la carestía de la vida en China. Por ello, la expropiación de las transnacionales, de los “empresarios rojos” y de los nuevos dueños de la tierra, y la renacionalización y colectivización de la tierra es el único camino para que puedan alimentarse decentemente casi 1000 millones de obreros esclavizados y campesinos pobres y desposeídos.
La nueva burguesía y los “empresarios” rojos del PC, que se aprestan a liquidar lo que queda del viejo y deficitario sector estatal de la economía, aprontándose a despedir 40 millones de obreros industriales, ven con temor la posibilidad de estos ataques, sumados a la brutal carestía de la vida, impulsen un proceso de revueltas generalizadas –no sólo campesinas, como hasta ahora, sino también obreras- y de huelgas que, a pesar de la prohibición de las mismas y de la brutal represión, han comenzado a aumentar en el último tiempo.
Así, al calor de la crisis económica mundial que ha comenzado, se prepara el estallido del “volcán chino”, que pondrá a la orden del día una alternativa de hierro para el proletariado y los explotados: o una nueva revolución social triunfante, que derroque a la nueva burguesía e imponga la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias; o la profundización de las catástrofes, la hambruna y las masacres contra las masas chinas e inclusive, la partición de la China nuevamente colonizada, entre distintas potencias imperialistas. Los internacionalistas que impulsamos este Llamamiento nos ubicamos desde ya en la trinchera de combate de la clase obrera y las masas de China, por el derrocamiento de la burguesía restauracionista para volver a imponer la dictadura del proletariado, pero esta vez bajo formas revolucionarias. De esta manera, la clase obrera china podría encabezar el combate de los explotados de Asia –que ya han entrado a la lucha con revueltas por el pan como en Birmania-, dando un empuje fundamental para que vuelva a ponerse de pie el heroico proletariado vietnamita que ayer, con millones de mártires, derrotara al imperialismo yanqui asesino, y que hoy ha sido nuevamente esclavizado en las maquiladoras de las transnacionales imperialistas asociadas a la ex burocracia stalinista que entregó a Vietnam a la restauración capitalista. La irrupción del proletariado chino y su triunfo es también vital para la clase obrera de Corea del Norte, donde la ex burocracia stalinista busca devenir en burguesía convirtiéndose en intermediaria de la esclavización del proletariado norcoreano por parte de las transnacionales imperialistas y sus socios menores de la burguesía pro-imperialista de Corea del Sur que ya están instando allí sus plantas para explotar mano de obra barata. Por ello, es la clase obrera china la que tiene, sin dudas, la llave para sublevar a los explotados del Asia y para saldar cuentas históricamente, con el siniestro imperialismo japonés, expoliador y masacrador de los pueblos chino, coreano y demás pueblos oprimidos del sudeste asiático y el Pacífico. ¡Abajo la nueva burguesía china y su régimen asesino y opresor de los “empresarios rojos” y el PC! ¡Por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en China y Vietnam!

¡ABAJO LA IMPOSTURA DE “REVOLUCIÓN BOLIVARIANA”, EXPROPIACIÓN DE LA REVOLUCIÓN OBRERA Y SOCIALISTA!
¡Hay que romper con la burguesía! ¡Abajo el frente popular!
¡Basta de someter a los trabajadores a la burguesía, a sus regímenes, gobiernos y partidos!

11.  ¡Viva la rebelión de la clase obrera y los explotados de Haití por el pan y contra las tropas cipayas de ocupación que, bajo el mando de la ONU, mantienen el “orden” en el protectorado yanqui!
¡Por la derrota militar detodas las tropas de la ONU, y en primer lugar, de las tropas argentinas, brasileñas, bolivianas y chilenas, cipayas al servicio del imperialismo yanqui!

Los revolucionarios internacionalistas, junto a la clase obrera de Argentina, Brasil, Bolivia y Chile, y de toda América Latina, tenemos un irrenunciable deber antiimperialista e internacionalista para con la clase obrera y los explotados de Haití, esa nación devenida en un protectorado yanqui, donde las tropas argentinas, brasileñas, chilenas y bolivianas, bajo el manto de esa cueva de bandidos de la ONU, actúan como “gurkas” al servicio del imperialismo, masacrando a los explotados que se levantan, hambrientos y desesperados, al grito de “¡Pan!. Ese deber es el de luchar por la derrota militar de todas las tropas de la ONU en Haití, y en primer lugar, de las tropas argentinas, brasileñas, bolivianas y chilenas; y el de plantear con claridad que todo soldado latinoamericano que ocupe Haití, es un blanco legítimo de la resistencia y la lucha antiimperialista de las masas haitianas por la expulsión del invasor y la liberación de su nación del yugo imperialista.

12.  En defensa de la resistencia de las masas colombianas contra Uribe y sus tropas asesinas sirvientes de Bush, y contra el plan de rendición y desarme del imperialismo francés, las burguesías “bolivarianas” y la burocracia castrista restauracionista.

Los firmantes de este Llamamiento nos ubicamos en la trinchera de la defensa de la resistencia de las masas colombianas, contra Uribe y sus tropas de ocupación asesinas, y contra el plan de desarme y rendición de las FARC impulsado por las burguesías “bolivarianas”, la burocracia castrista y el imperialismo francés. ¡Ahí vemos al “bolivariano” Correa diciendo, sin que se le mueva un pelo, que considerará un “acto de guerra contra Ecuador” todo ingreso de los militantes de la FARC a territorio de esa nación! ¡Ahí vemos a los ministros del “bolivariano” Lula anunciando que “si las FARC entran a territorio brasileño, serán recibidas a tiros”! ¡Abajo el genocida Uribe y su régimen semi-fascista! ¡Abajo el plan de rendición y desarme de las FARC y la resistencia colombiana!
Se trata de unificar la resistencia de la clase obrera de las ciudades con la de los campesinos pobres, mediante esos comités obreros y campesinos, y con un programa que levante la demanda inmediata de ruptura con el imperialismo y de expropiación de todos los terratenientes y el reparto de la tierra en toda Colombia y en primer lugar, en los territorios bajo control de las FARC, de expropiación de los monopolios, los banqueros y la gran patronal, y renacionalización sin pago y bajo control obrero todas las empresas privatizadas, de trabajo y salarios dignos para toda la clase obrera, etc. Únicamente así podrán las masas colombianas centralizar sus resistencia y preparar una contraofensiva obrera y campesina contra el gobierno de Uribe y su régimen semi-fascista, que abra el camino a la revolución y a la imposición de un gobierno obrero y campesino apoyado en las masas autoorganizadas y armadas que rompa con el imperialismo, expropie a los terratenientes y de la tierra a los campesinos.
¡Retiro inmediato de las tropas venezolanas, ecuatorianas, peruanas y brasileñas apostadas en la frontera con Colombia para cercar a las FARC e imponerles su rendición, mientras el genocida Uribe asesina a mansalva a toda organización obrera y campesina que ose enfrentarlo a él, a su gobierno y a sus tropas de ocupación comandadas por los imperialistas yanquis! Que todas las organizaciones obreras de esos países pongan todas sus fuerzas al servicio de que se organice y se abastezca la resistencia contra el fascista Uribe y a toda organización de los obreros y campesinos pobres de Colombia que se subleve contra ese gobierno asesino!

13.  ¡De pie junto a los heroicos obreros de SIDOR de Venezuela, por la verdadera nacionalización, sin pago y bajo control obrero, de la empresa!

Los impulsores y firmantes de este Llamamiento, luchamos por poner al proletariado latinoamericano y de todo el continente, de pie junto a los obreros de SIDOR en Venezuela, que fueran violentamente reprimidos por la policía de Chávez y que hoy se encuentran tomando la fábrica. Es necesario desenmascarar la represión y la miseria que los gobiernos “bolivarianos” y las burguesías nativas les imponen a sus propias clases obreras. ¡De pie junto a los obreros de SIDOR, por la nacionalización sin pago y bajo control obrero de SIDOR! ¡Ni los patrones “bolivarianos” hambreadores y represores de obreros como el grupo Techint, ni la impostura de seudo-nacionalización de Chávez donde se les paga con creces y con dinero del pueblo las acciones a los explotadores, y se avanza con ellos a sociedades mixtas que el único objetivo que persiguen es desviar la heroica lucha de los trabajadores de SIDOR, garantizándole las ganancias a la “boliburguesía” de conjunto!
 ¡Por la elección de delegados de todas las fábricas y establecimientos de Venezuela, uno cada 100 obreros, para refundar la UNT junto a los obreros de SIDOR, rompiendo toda supeditación de la clase obrera al estado burgués venezolano y al gobierno de Chávez!

14.  En la trinchera de la Revolución Boliviana: ¡hay que romper con el gobierno de Morales y su Constitución, que es la de las transnacionales y la burguesía nativa que saquean las riquezas de la nación, y que no le ha dado ni el gas a los bolivianos, ni la tierra al campesino, ni el pan al obrero!
¡Hay que romper con la burguesía, imponer un plan de lucha unificado contra la carestía de la vida y poner en pie una milicia obrera y campesina nacional que marche a Santa Cruz a aplastar a la reacción y a sus bandas fascistas, y reabrir el camino a la revolución obrera y socialista!

La expropiación de la revolución boliviana y el sometimiento de la clase obrera al gobierno de frente popular de Morales –es decir, de una fracción de las transnacionales asociada a la burguesía nativa en el control del gas y los hidrocarburos- desnudan con toda crudeza la impostura de la “revolución bolivariana”. Este sometimiento, impuesto por las direcciones colaboracionistas de la COB y las COR, significó el desvío y la expropiación de la revolución de obreros y campesinos que comenzara en 2003-2005.
Así, se intenta imponer una Constitución que consolide un nuevo régimen de explotación de la clase obrera y de sumisión de la nación boliviana. Las voces y las barricadas de la revolución han sido sacadas de escena y, con el proletariado maniatado por el frente popular, sólo levanta cabeza el fascismo que pende como una verdadera espada de Damocles sobre la clase obrera y los explotados.
La lucha por el pan, por la tierra, el trabajo y la independencia nacional es inconcebible sin la alianza del proletariado con las masas empobrecidas del campo y la ciudad. Como lo muestra con claridad la tragedia de la revolución boliviana, para arrancar a los campesinos pobres de la influencia de la burguesía y establecer la alianza obrera y campesina, es necesario que el proletariado rompa toda subordinación a la burguesía, se desembarace de las direcciones traidoras que lo someten a ella, y que, con un programa revolucionario, con una dirección revolucionaria al frente y con su acción revolucionaria en las calles, les demuestre a los campesinos pobres que está dispuesto a ir hasta el final en su combate por derrocar a la burguesía, romper con el imperialismo, expropiar a los expropiadores y dar solución a las penurias de los explotados.
Hoy, la situación política está signada por una enorme tensión interburguesa. La burguesía de Santa Cruz prepara el referéndum autonómico para el 4 de Mayo; el gobierno de Morales lo declara como “inconstitucional” pero el ejército salió a decir que garantizará su realización pacifica, lo que demuestra que el estado burgués no está partido y no hay peligro inmediato de guerra de campos burgueses.
Ante esta crisis y división en las alturas que se mantiene ya por más de un mes, la clave fue y es el accionar de las direcciones traidoras. Una importante oleada de luchas contra la enorme carestía de la vida comenzaba a generalizarse mientras los de arriba se pelean por sus negocios. Sin embargo, la burocracia minera le impuso un parate. Luego de 9 días de huelga general en Huanuni, la burocracia traidora impidió que los mineros salgan a las movilizaciones y bloqueos acaudillando tras de sí al conjunto de los trabajadores en lucha bajo el argumento de “Los mineros no pueden salir a los bloqueos pues quedarían pegados a la Media Luna que quiere voltear al gobierno”… ¡cuando ha sido y es el propio Evo Morales y el MAS los que permitieron que la reacción fascista levante cabeza! ¡Ahí lo vimos reponiendo en el poder en Cochabamba a Reyes Villa, el prefecto aliado de la Media Luna que había sido derrocado por las masas sublevadas! ¡Ahí vimos a Morales y al MAS, con el apoyo de toda la dirección colaboracionista de la COB, pactar con el PODEMOS y la burguesía cruceña durante más de un año en las sesiones de su Asamblea Constituyente!
Esta política de la burocracia colaboracionista, es una verdadera política stalinista de campos burgueses, para impedir una irrupción independiente del proletariado. Todo lo contrario a las Tesis de Pulacayo que dicen que todo el que hable de unidad nacional, en un país dividido en clases, es un vulgar sirviente de la burguesía. Así terminaron dividiendo a la mina en las negociaciones en un supuesto “cuarto intermedio”, llenando de importancia a las bases y desmovilizando al conjunto de los sectores que se mantenían en huelgas y movilizaciones contra la carestía de la vida.
Los de arriba siguen divididos alrededor de los negocios, y pueden seguir inclusive disputando por los dividendos de la superexplotación de la clase obrera y el saqueo de la nación, mientras castigan a las masas con una inflación ya insostenible, gracias a que la burocracia de la COB, sostenida por izquierda por el POR, impide una irrupción generalizada del proletariado, cuya predisposición al combate es absoluta como hace tiempo no se ve.
¡Hay que romper con el gobierno de Morales y con su Constitución, que es la constitución de las transnacionales y la burguesía nativa que saquean las riquezas de Bolivia, y que no les ha dado ni el gas a los bolivianos, ni la tierra a los campesinos, ni el pan al obrero! ¡Hay que romper con la burguesía, imponer un plan de lucha unificado contra la carestía de la vida, poner en pie la milicia obrera y campesina para marchar sobre Santa Cruz a boicotear el referéndum y a aplastar a las bandas fascistas! Este camino solo se puede imponer rompiendo con el gobierno de frente popular, derrotando a las direcciones colaboracionistas y llamando a los campesinos pobres que quieren enfrentar a la Media Luna fascista a sumarse a la milicia obrera y reestablecer la alianza obrera y campesina de 2003 y 2005 para expropiar a los terratenientes y expulsar a las transnacionales.

15.  ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica!

De la mano de los “bolivarianos” y de la subordinación a la burguesía, lejos de las falsas promesas de “unidad latinoamericana”, lo que hay es una cada vez más feroz disputa por los negocios entre las patronales de cada país asociada a distintas potencias imperialistas y transnacionales.
La liberación de las naciones latinoamericanas del yugo imperialista y la unidad e integración de la clase obrera y los campesinos pobres del continente jamás vendrá de la mano de las burguesías nativas, atadas por miles de lazos, negocios e intereses con el imperialismo y sus monopolios. A lo máximo que llegan estas burguesías es a regatear por su tajada de los negocios con el amo imperialista. Pero, como clase explotadora y poseedora que son, tienen terror a la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas que, en su dinámica, no sólo ataca la propiedad e intereses del imperialismo, sino también la de las propias burguesías nativas que son sus socios menores. Por eso, siempre terminan alineadas al imperialismo para aplastar a las masas.
¡Abajo el ALCA, los TLC, CAFTA, Mercosur y demás tratados de libre comercio de las transnacionales y las burguesías nativas, para saquear nuestras naciones y explotar a los trabajadores! La clase obrera es la única que no tiene fronteras sino sólo cadenas que romper, porque no tiene ningún interés que la ate al imperialismo: es, por ello, la única clase capaz de unir e integrar efectivamente a los explotados y las naciones oprimidas del continente, mediante revoluciones obreras y socialistas triunfantes que derroquen a la burguesía, destruyan al estado burgués y expropien a los expropiadores, terminando con el sojuzgamiento de nuestras naciones al imperialismo, y mediante una revolución política triunfante en Cuba que, derrotando a la burocracia restauracionista, la transforme en una bastión de la revolución americana y mundial. Únicamente así podrá abrirse el camino a los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica, la única integración latinoamericana verdaderamente posible y favorable a los explotados, con la clase obrera en el poder organizando un plan racional a nivel del subcontinente de utilización de la técnica, los recursos naturales, la industria y las riquezas de nuestras naciones al servicio de satisfacer las necesidades de la clase obrera y los campesinos pobres.
¡por una dirección revolucionaria e INTERNACIONALISTA
de la clase obrera!

16. ¡Independencia de los sindicatos ante el estado capitalista! ¡Abajo la burocracia y la aristocracia obrera! ¡Por direcciones revolucionarias en los sindicatos!

Los renegados del trotskismo devenidos en reformista, se han transformado en sostenedores de las burocracias sindicales en los sindicatos estatizados o directamente en burocracias sindicales de “izquierda”, subordinándose en los sindicatos y organizaciones obreras que dirigen a la injerencia del estado patronal en los mismos y a los estatutos y cuerpos orgánicos de las burocracias sindicales. Contra todos ellos, luchamos, en primer lugar, por la independencia completa e incondicional de los sindicatos frente al estado capitalista, para convertir a los sindicatos en órganos de las amplias masas explotadas y no en órganos de la aristocracia obrera. ¡Abajo las conciliaciones obligatorias! ¡Fuera las manos del estado patronal de las organizaciones obreras! ¡Abajo todas las leyes burguesas que reglamentan cómo tienen que organizarse los trabajadores!: los obreros nos organizamos como nosotros queremos! Luchamos por la más amplia democracia obrera al interior de los sindicatos, y contra toda aristocracia y burocracia obrera. ¡Abajo la burocracia y la aristocracia obrera! ¡Abajo el descuento compulsivo de las cuotas sindicales! ¡Basta de dirigentes vitalicios y millonarios en los sindicatos: por dirigentes revocables en cualquier momento por las asambleas de base, que ganen el salario de un obrero medio y que después de cumplido un mandato, vuelvan a trabajar!
¡Por direcciones revolucionarias en los sindicatos! En la época imperialista, los sindicatos no pueden ser ya políticamente neutrales, es decir, no pueden seguir limitados únicamente a servir las necesidades cotidianas de la clase obrera. No pueden ya ser sindicatos anarquistas, porque no se puede ya negar la importancia del papel del Estado patronal en la sociedad capitalista. No pueden ser ya sindicatos reformistas, porque las condiciones del capitalismo en putrefacción no dejan ya lugar a ninguna reforma seria ni duradera. Por ello, los sindicatos devienen, en manos de la burocracia sindical y los reformistas de todo pelaje, en instrumentos secundarios del capitalismo imperialista para subordinar a los obreros y obstaculizar la revolución; o por el contrario, pueden convertirse en un instrumento del movimiento revolucionario del proletariado, si tienen a su frente a una dirección revolucionaria que haya conquistado ese lugar en el combate en el seno de la clase obrera y los explotados.

17. ¡En defensa de la democracia obrera y de la autoorganización y autodeterminación de las masas en lucha! ¡Por una estrategia soviética para la revolución proletaria!

En defensa de la democracia obrera, mancillada y barrida de los sindicatos y organizaciones de lucha de las masas por las direcciones reformistas que los supeditan y subordinan al estado burgués, a sus conciliaciones obligatorias, a los ministerios de trabajo y las leyes que reglamentan el funcionamiento de las organizaciones obreras. ¡Por la más amplia democracia obrera, que debe garantizar el derecho de las minorías a luchar por convencer a las mayorías, y de éstas últimas de aplicar su política en la acción, ante los explotadores! ¡Por al autodeterminación y autoorganización de las masas! ¡Por comités de huelga y comités de fábrica!
La agudización de la lucha de los obreros, acarreará la agudización de los métodos de lucha del capital para aplastarlos, tal como dice el Programa de Transición: la burguesía no duda y no dudará en utilizar, además de sus fuerzas de represión “legales”, a bandas fascistas, paramilitares, parapoliciales, y a los pistoleros y matones de las burocracias sindicales. Como siempre, los reformistas de todo pelaje, inculcan en la conciencia proletaria el veneno del pacifismo, la confianza en que se puede enfrentar la represión del capital apelando a las instituciones de la “democracia”, a las leyes, los jueces, etc. Contra todos ellos, sostenemos que la clase obrera tienelegítimo derecho a defenderse: ¡Piquetes de huelga, comités de autodefensa, en el camino de imponer la milicia obrera y el armamento del proletariado!
Los firmantes e impulsores de este Llamamiento afirmamos que no es revolucionario ni trotskista todo aquel que, ante el inicio de una situación pre-revolucionaria o revolucionaria, no ponga en el centro de su programa la lucha por que las masas pongan en pie, extiendan, desarrollen, centralicen y armen sus organismos de autoorganización y democracia directa, es decir, sus organismos pre-soviéticos y soviéticos, preparatorios de la insurrección y la toma del poder por el proletariado.

18.  ¡Hay que volver a poner en pie el internacionalismo proletario, destruido por la socialdemocracia, el stalinismo y los renegados del trotskismo!

Una lucha consecuente por la independencia de clase, por direcciones revolucionarias en los sindicatos, por la autoorganización y autodeterminación de las masas en lucha, solamente puede ser llevada adelante por una dirección revolucionaria internacional que pelee por que el proletariado mundial recupere la conciencia y la lucha internacionalista -destruidas primero por la socialdemocracia, luego por el stalinismo, y finalmente por los renegados del trotskismo que son sus continuadores.
Se trata, en primer lugar, de plantear claridad los deberes y tareas internacionalistas de la clase obrera de cada país. Como estableciera ya la III Internacional revolucionaria de Lenin y Trotsky, el primer deber de la clase obrera de los países imperialistas, los Estados Unidos, de las potencias europeas y de Japón, es levantar como estandarte de su propio combate, la lucha por la liberación de las naciones coloniales y semicoloniales oprimidas, sometidas al saqueo, la expoliación y a las guerras por sus respectivas burguesías imperialistas, “un pueblo que oprime a otro no puede liberarse a sí mismo”.
En América Latina, es indudable que la defensa de Cuba contra la restauración capitalista, junto con la lucha para que vuelva a ponerse de pie la revolución obrera y campesina en Bolivia, son tareas internacionalistas de primer orden del conjunto del proletariado del continente.
La clase obrera brasileña tiene como primera tarea internacionalista el combate por la expropiación de la Petrobras –asociada y testaferro de la Totalfina de los imperialistas franceses- en Bolivia y en Ecuador. Y comparte con la clase obrera argentina, chilena y boliviana el deber insoslayable de luchar por la derrota militar de las tropas cipayas enviadas a Haití por Lula, Morales, Bachelet y Kirchner a masacrar a los trabajadores y los explotados por cuenta del imperialismo yanqui, por poner tan sólo algunos ejemplos.

19.  Contra la impostura de “Congreso latinoamericano y caribeño de trabajadores” impulsado por la burocracia colaboracionista de la COB, entregadora de la revolución obrera y campesina en Bolivia, y los renegados del trotskismo del PSTU que dirigen CONLUTAS de Brasil

La clase obrera del continente americano necesita imperiosamente romper toda subordinación a la burguesía y sacarse de encima a las direcciones traidoras para poder avanzar en unir sus filas y su combate por sobre las fronteras, para impulsar una lucha común centralizada contra el imperialismo, contra la restauración capitalista en Cuba y contra las burguesías nativas de América Latina, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, desde el Atlántico hasta el Pacífico.
Los renegados del trotskismo, como en el caso del PSTU de Brasil, organizan congresos como el “Congreso latinoamericano y caribeño de trabajadores” que para julio próximo convoca la CONLUTAS junto a Batay Ouvriye de Haití y la burocracia colaboracionista de la COB de Bolivia -sostenedora del gobierno de Morales que expropió la revolución obrera y campesina-, intentando engañar a la vanguardia proletaria diciéndole que ese Congreso será un paso para unir las filas de la clase obrera del continente.
Los firmantes e impulsores de este Llamamiento afirmamos que dicho “Encuentro…”, será, por el contrario, un nuevo obstáculo en la lucha por la unidad de las filas de la clase obrera del continente. En primer lugar, porque ni una palabra dice su convocatoria de la candente cuestión cubana, ni se pronuncia por desarrollar la revolución latinoamericana y la revolución política en la isla para impedir la restauración capitalista. En segundo lugar, porque… ¿cómo podrá unir sus filas la clase obrera latinoamericana, de la mano de la burocracia de la COB que ha sometido al proletariado boliviano al gobierno burgués de Morales, y que viene de entregar la lucha de los mineros de Huanuni acusándolos de que con su huelga por sus demandas, le estaban “haciendo el juego al fascismo”? ¿Cómo unir las filas de la clase obrera latinoamericana de la mano de la LIT que ante la rebelión de las masas por el pan en Haití y ante la masacre por parte de las tropas latinoamericanas cipayas del imperialismo, se niega a luchar por la derrota de las tropas brasileñas, argentinas, bolivianas y chilenas y se dedica, por el contrario, a decirles a los trabajadores de esos países que hay que presionar y exigirles a los gobiernos “bolivarianos” de Lula, Kirchner, Bachelet y Evo para que se dignen a “retirar las tropas” de esa nación? ¿Cómo unir las filas de la clase obrera de la mano de corrientes como el PSTU, que les dice a los trabajadores que presionado a Lula con “plebiscitos” –que para lo único que sirven, al decir irónico de Trotsky, es para reactivar la industria del papel- se podrá parar el ataque de ese gobierno a los derechos de los trabajadores?
Dicho Congreso ni siquiera levanta la lucha por “Abajo las burocracias sindicales”, con lo cual jamás podrá unir ni siquiera a los obreros automotrices y metalúrgicos de Brasil con los de Argentina –países en los que las trasnacionales imperialistas han concentrado su producción para hacer del MERCOSUR una potencia automotriz mundial, sobre la base de que los obreros brasileños están totalmente sometidos por la burocracia de la CUT y sujetos a aumentos anuales sólo por productividad, mientras que los obreros argentinos están bajo la losa de la burocracia sindical, sometidos a salarios de miseria y a las paritarias de hambre de la burocracia sindical traidora de la UOM y el SMATA.
Ese Congreso no llama a los trabajadores brasileños a luchar, como primer deber, por la expropiación de la Petrobras brasileña –testaferro de la Totalfina francesa- en Bolivia y en Ecuador, sin lo cual es imposible unir a los obreros brasileños con sus hermanos ecuatorianos y bolivianos.
Por supuesto que los convocantes a ese “Encuentro…” nada dicen de la necesidad de independizar a las organizaciones obreras del estado; ni de terminar con el descuento compulsivo de las cuotas sindicales, ni de que, para combatir contra la burocratización de las organizaciones obreras, es necesario que los dirigentes sindicales sean revocables en cualquier momento por sus bases, que no puedan ser reelectos y que, finalizado su mandato, vuelvan a trabajar. No pueden hacerlo, porque está entre ellos la burocracia de la COB boliviana, colaboradora de Morales. No pueden hacerlo porque el PSTU transformó a la propia CONLUTAS en una nueva central sindical estatizada, una cáscara vacía con una nueva burocracia sindical “de izquierda”, atornillada a sindicatos que dirige desde hace años. Así, el CONAT de mayo de 2006, el congreso de fundación de la CONLUTAS, estuvo presidido directamente por dos voceros de la burocracia castrista restauracionista y defensores a ultranza de la “revolución bolivariana” como son James Petras y Celia Hart Santamaría que, junto a la dirección del PSTU, tuvieron toda la democracia para hablar horas y horas en ese congreso y envenenar la conciencia de los trabajadores presentes, mientras que la oposición de izquierda revolucionaria que luchaba por un verdadero reagrupamiento revolucionario de la vanguardia proletaria brasileña, apenas tuvo un minuto para plantear sus posiciones en el pleno.
Por ello, no cabe dudas de que, lejos de estar organizando un verdadero congreso de trabajadores, con delegados elegidos por las bases en asambleas democráticas, están preparando un “Encuentro…” de dirigentes, a espaldas de las bases, donde todo será negociado y decidido de antemano en reuniones cerradas.
En síntesis: ese “Encuentro…” jamás podrá servir para unir las filas del proletariado latinoamericano, puesto que no lucha, ante la crisis y la catástrofe actual, por la revolución socialista como tarea inmediata: es decir, por transformar las revueltas y luchas del proletariado y los explotados en una contraofensiva obrera que abra el inicio de la revolución obrera y socialista, único camino para que las masas consigan el pan, la tierra, el trabajo y el fin del yugo imperialista sobre nuestras naciones. Será un Congreso de la burocracia sindical de “izquierda”, preparándose para contener toda lucha radicalizada de la clase obrera contra los regímenes y gobiernos “bolivarianos” y para llevarla a una política de presionar a los mismos para que “repartan la riqueza”, cuando está más que claro que lo único que “reparten” son… carestía de la vida, hambre, despidos, salarios de hambre, palos y cárcel para los explotados.
Los impulsores de este documento queremos alertar a la vanguardia proletaria del continente sobre este engaño que preparan los renegados del trotskismo, y llamamos a oponerle a ese “Encuentro…” de la burocracia de “izquierda”, la lucha por una Conferencia internacional de organizaciones obreras revolucionarias y trotskistas principistas sobre la base de los ejes programáticos aquí desarrollados, para dar un paso efectivo en la lucha por conquistar la unidad de las filas obreras en el continente americano.

20.  ¡En defensa de la moral y los principios de clase!

En defensa de la moral y los principios de clase, y la condena a los métodos infames del stalinismo, la socialdemocracia, y los renegados del trotskismo, de perseguir, golpear, calumniar y atacar a las corrientes obreras y revolucionarias en las organizaciones de masas donde ellos dirigen. Así, vimos a la corriente lambertista calumniar al dirigente húngaro Varga, acusándolo falsamente de ser “agente de la CIA” en medio de la revolución de los consejos obreros de 1956, buscando dirimir por esa vía diferencias políticas. Vimos a esta corriente hacer lo mismo contra Ricardo Napurí. Vimos al POR de Lora en Bolivia acusar a Juan Pablo Bacherer, un dirigente de su propia corriente que tenía diferencias políticas, de ser un agente policial, usando esa calumnia para expulsarlo. Y vimos finalmente en Argentina en 2002, al Partido Obrero de Altamira y compañía, apalear y entregar a la policía y a la justicia patronales a Juan “Pico” Muzzio, dirigente de la LOI (CI)-Democracia Obrera. Son estos tan sólo algunos ejemplos de que los renegados del trotskismo han roto con los principios y la moral de clase más elementales, y han devenido en continuadores del stalinismo también en este terreno.

21.  ¡En defensa del centralismo democrático!

Los impulsores y firmantes de este Llamamiento, nos reconocemos como defensores del centralismo democrático leninista, y hacemos nuestro el punto 10) de la “Declaración de los Cuatro. Sobre la necesidad y los principios de una nueva internacional”, bloque impulsado en agosto de 1933 por Trotsky y los bolcheviques leninistas, que dice: “La democracia partidaria es un prerrequisito necesario para el sano desarrollo de los partidos proletarios revolucionarios tanto a escala nacional como internacional. No hay partido verdaderamente revolucionario sin libertad de crítica, sin la elección de los funcionarios desde abajo hacia arriba, sin el control del aparato por la base.
La necesidad de mantener el secreto bajo condiciones de ilegalidad cambia completamente la forma de funcionamiento de la vida interna de un partido revolucionario y hace difíciles, si no totalmente imposibles, la discusión amplia y las elecciones. Pero aun en las condiciones y circunstancias más difíciles mantienen toda su vigencia los requisitos básicos de un régimen partidario sano: información honesta sobre el partido, libertad de crítica y una real unidad interna entre la dirección y la mayoría partidaria. Al suprimir y aplastar la voluntad de los obreros revolucionarios, la burocracia reformista transformó a la socialdemocracia y a los sindicatos en organismos impotentes, pese a que sus afiliados se contaban por millones. Al liquidar la democracia interna, la burocracia stalinista liquidó también la Comintern. La nueva internacional y los partidos que adhieran a ella deberán basar toda su vida interna en el centralismo democrático”.
Luchamos por conquistar un centro internacional de reagrupamiento de los trotskistas principistas con centralismo democrático, puesto que afirmamos que un centralismo democrático internacional por más imperfecto que sea –puesto que dependerá del grado de acuerdos programáticos que dicho centro internacional conquiste-, es un millón de veces superior al más perfecto centralismo democrático de cualquier grupo nacional aislado cuyo destino, tarde o temprano, no puede ser otro que la degeneración.

La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado

22.  A 70 años del Congreso de fundación de la IV Internacional: ¡Fuera las manos de la impostora Celia Hart Santamaría y los renegados del trotskismo, de su legado y su programa!

El 2 de septiembre de 2008 se cumplen 70 años de la fundación de la IV Internacional. Los renegados del trotskismo y la impostora Celia Hart Santamaría intentarán usurpar esa fecha al servicio de su política de falsificación del legado del trotskismo para encubrir su traición a la lucha del proletariado y en particular, la marcha a la restauración capitalista en Cuba.
Contra ello, ¡impulsemos una campaña en defensa de la IV Internacional de 1938, denunciando a todos los impostores y renegados del trotskismo y planteando con claridad que únicamente los que hoy están en la trinchera correcta de los tests agudos de la lucha de clases mundial, son continuadores de la IV Internacional de 1938! La lucha en defensa de la IV Internacional de 1938, está hoy estrechamente ligada a la lucha contra la restauración capitalista y por la revolución política en Cuba.
El mejor homenaje que podemos hacerle a la IV Internacional de 1938, a su legado teórico y programático, es la lucha por poner en pie un centro internacional de los trotskistas internacionalistas, que saque la conclusión central de que hay que “retomar el rumbo” que se perdiera a partir de 1940 con el asesinato del camarada Trotsky y la negativa, por parte de la dirección del SWP norteamericano y de los cuadros trotskistas europeos, a poner inmediatamente en pie, a la muerte de nuestro maestro y fundador, un fuerte centro internacional, única condición para que la IV Internacional pudiera orientarse en forma revolucionaria durante y después de la 2° guerra mundial. Única forma, también, en que podría haberse impedido el abierto proceso de degeneración en el que se arrastró a partir de 1946, transformándose en una federación de grupos y caudillos nacionales que, como no podía ser de otra manera, terminó degenerando en el peor de los centrismos, y luego en el oportunismo abierto.
El combate contra los impostores del trotskismo es inseparable de la lucha por un nuevo reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias internacionalistas. Los renegados del trotskismo constituyen el “ala izquierda” del Foro Social Mundial –esa cueva de burgueses “bolivarianos”, socialdemócratas, stalinistas reciclados, castristas, burocracias obreras de todo pelaje.
Hoy, los “fundadores” del Foro Social Mundial –como Lula, Chávez, Evo Morales, y demás- están directamente en los regímenes y gobiernos burgueses atacando a la clase obrera y a los explotados. Frente a ello, todo un sector de los renegados del trotskismo, encabezado por la corriente mandelista y la impostora Celia Hart Santamaría, que han aglutinado a su alrededor a las variantes de tipo “nueva izquierda” como el PSOL de Brasil, el MST de Argentina, Marea Socialista de Venezuela, etc., siguen reinvindicándose abiertamente del Foro Social Mundial, y apoyan directamente a Chávez, a Evo Morales, Correa y demás “presidentes bolivarianos”.
Otro sector de los renegados del trotskismo –como es el caso del PSTU/LIT, la UIT-CI, el MAS de Argentina, entre otros- hoy intentan correrse a la “izquierda” y aparecer separados del Foro Social Mundial. Son los que ayer impulsaron y participaron de las reuniones del Foro, que se reclamaban “orgullosos fundadores”, que llamaron a votar “críticamente” por Lula –como hiciera el PSTU en la segunda vuelta de las presidenciales de 2002-, por Morales y por Chávez al que, como lo hiciera la LIT, le exigían que “avance hacia el socialismo”. Así, vimos a la LIT viajar con un contingente de dirigentes sindicales españoles a la Franja de Gaza a realizar allí un acto el 1° de mayo de 2007, junto con los sindicatos dirigidos por Al Fatah –esa burguesía guardiacárcel de su propio pueblo-, siendo este contingente custodiado por la nefasta policía de la Autoridad Nacional Palestina. No terminaban de retirarse los dirigentes de la LIT, después de centrar su política en llamar a los trabajadores españoles a presionar al gobierno imperialista de Zapatero para que rompa el bloqueo contra Gaza y mande “ayuda humanitaria”, cuando la clase obrera y los explotados se insurreccionaron justamente contra Al Fatah, su policía y sus servicios de inteligencia colaboracionistas con el ocupante sionista.
Este sector de los renegados del trotskismo son los que impulsan una política pivertista de presión sobre los regímenes y gobiernos burgueses para que tomen “medidas progresivas”. Bastardean y falsifican así la táctica trotskista recomendada en el Programa de Transición de exigir a las direcciones obreras reformistas que rompan con la burguesía y avancen en el camino de la lucha por el gobierno obrero y campesino, haciéndole esa exigencia… ¡a gobiernos burgueses, es decir, exigiéndole a la burguesía que “rompa” con sí misma!
Son los que ayer, integrándose a él usurpando el nombre del “trotskismo” lo legitimaron, y hoy, como su “ala izquierda”, intentando separarse de ese Foro y e inclusive declarando pomposamente que luchan “por la reconstrucción de la IV Internacional” como hace la LIT, les cubren el flanco izquierdo a los regímenes y gobiernos “bolivarianos”. Pero siguen siendo fieles militantes de ese Foro que fue y sigue siendo, “su” verdadera Internacional, por más que intenten ocultarlo.
Por ello, los firmantes de este Llamamiento afirmamos que no combate al Foro Social Mundial el que no combate a su “ala izquierda” que ayer lo legitimó, y que hoy intenta reubicarse para preservar, desde afuera, a los gobiernos “bolivarianos” del justo odio de las masas. Hacemos nuestro el grito de lucha de la clase obrera y la juventud chilenas de “Los pacos de rojo son los peligrosos”, porque, con enorme perspicacia, en su combate contra el régimen cívico-militar y el gobierno de Bachelet, identificaron claramente que el obstáculo a vencer es barrer con el Partido Comunista –esos “pacos de rojo” del Foro Social Mundial en Chile- que sostiene al régimen y al gobierno.
 Afirmamos que arrancar a la vanguardia del proletariado mundial de la influencia de esa “ala izquierda” del Foro Social Mundial, es la tarea del momento para poner en pie un reagrupamiento revolucionario e internacionalista de la clase obrera mundial.

23. ¡Por un Bloque revolucionario internacionalista para convocar a una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias!

El curso de los acontecimientos ha puesto al rojo vivo el combate por resolver la crisis de la humanidad, que se reduce, en última instancia, a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado. Si el proletariado no para la catástrofe que se cierne sobre el planeta, lo que vendrá será la guerra que, como diría Lenin, es el factor económico más importante de esta época, mediante el cual intentará salvarse el decrépito sistema capitalista mundial.
La lucha por resolver la crisis de dirección debe terminar de saldar cuentas con los voceros de la “revolución bolivariana” –ese rejunte de stalinistas reciclados, socialdemócratas y burgueses “socialistas” de palabra, embaucadores del pueblo-, y fundamentalmente, significa enfrentar a los renegados del trotskismo que pusieron el legado y el programa de la IV Internacional de 1938 a los pies de las direcciones traidoras, aristocracias y burocracias obreras de todo el mundo. Un reagrupamiento revolucionario de las fuerzas sanas del trotskismo y las organizaciones obreras revolucionarias, se vuelve imprescindible.
El reformismo ha mostrado y mostrará toda su ineptitud e incapacidad para dar la más mínima respuesta a las penurias de las masas, y mucho menos a los procesos de revueltas y revoluciones que éstas traen aparejadas. Sus límites para hacer pasar ante las masas las limosnas de este sistema putrefacto como conquistas, se han vuelto absolutos. Un nuevo Zimmerwald y Kienthal de reagrupamiento de las fuerzas internacionalistas y revolucionarias del planeta, se ha vuelto la necesidad más perentoria del momento. Nos reconocemos y nos reconoceremos en el combate por el programa revolucionario ante los test ácidos que plantea la lucha del proletariado internacional, tales como la impostura de la “revolución bolivariana”, el proceso de restauración capitalista en Cuba, la cuestión de la guerra en Medio Oriente, las tareas y obligaciones internacionalistas de la clase obrera en cada país, la cuestión colombiana, venezolana, boliviana, etc. Pongamos en pie ya un Bloque revolucionario internacionalista para convocar a una Conferencia Internacional que sea el gran punto de apoyo para avanzar en derrotar a las direcciones traidoras y volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista.

Se acabó la época de los programas nacionales. Por lo tanto, únicamente un centro internacional puede y podrá sacar las lecciones revolucionarias de los acontecimientos agudos de la lucha de clases internacional, y orientar a la vanguardia proletaria en cada país según los intereses de la clase obrera mundial, y no según los intereses momentáneos del proletariado de dicho país.
La disolución del centro internacional de la IV Internacional, por parte de la dirección del SWP norteamericano en los ’40, dejando así a cada sección nacional sometida a las terribles presiones de las condiciones nacionales en cada país en medio de la segunda guerra mundial -una guerra interimperialista y al mismo tiempo, de agresión contra el estado obrero soviético-, marcó el inicio de la crisis y la degeneración de la IV Internacional fundada en 1938.
Hoy, se trata entonces de conquistar un verdadero Zimmerwald y Kienthal del siglo XXI que mantenga los hilos de continuidad de la teoría, la estrategia y el programa revolucionarios establecidos en el congreso de fundación de la IV Internacional en 1938, y se prepare para disputar la dirección de las masas explotadas del planeta y para trasformar al programa revolucionario, en el próximo período, en un factor objetivo de la vanguardia proletaria mundial.
El sistema capitalista imperialista viene de chocarse contra las rocas submarinas de la crisis económica y financiera mundial. Bajo estas condiciones, una Conferencia internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias, es aún un objetivo a conquistar que necesitará, sin duda, de una riquísima discusión y debate de todos los grupos y corrientes internacionalistas que pongamos en pie un Bloque revolucionario e internacionalista que luche por la misma, para cuya constitución proponemos y ponemos a debate los puntos arriba desarrollados que, a nuestro entender, son los que dividen aguas hoy, en la vida misma, entre reformistas enfermeros del capital, y revolucionarios que nos proponemos, junto al proletariado mundial, ser sus sepultureros.
Las leyes de la historia son más fuertes que cualquier aparato. En 1989-1991, presenciamos el estallido de todas las corrientes centristas y oportunistas que, usurpando el nombre del trotskismo y la IV Internacional, habían sido sorprendidas por los combates donde se decidía el destino de los estados obreros deformados y degenerados, cuando estaban abrazados y en alianza con los stalinistas. No cabe la menor duda que, al calor de los nuevos y agudos acontecimientos que ya están aquí y los que se avizoran en la palestra de la lucha de clases mundial, volveremos a ver nuevas crisis y estallidos de los renegados del trotskismo, devenidos ya en abierto reformismo, y los internacionalistas tendremos mil y una oportunidades de llegar a tiempo de que el programa del Congreso de 1938 de la IV Internacional se transforme en carne y sangre de los obreros y los campesinos pobres cubanos en lucha contra la restauración capitalista, de la heroica resistencia de las masas iraquíes, palestinas y de todo Medio Oriente, del combate del proletariado de Estados Unidos y de demás las potencias imperialistas, etc. Se trata entonces de impulsar este Bloque revolucionario internacionalista en lucha por una Conferencia Internacional que pueda servir de punto de apoyo a esa enorme palanca revolucionaria que es la fuerza de las masas que son, en última instancia, las que, con sus combates, definen y definirán el curso de la historia.

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