Volver al índice OOI 4 La política de los renegados del trotskismo

Los renegados del trotskismo y su política de presión sobre los carniceros imperialistas del Partido Demócrata

La situación actual de los Estados Unidos y el fracaso de Bush y su burguesía imperialista en Irak, y las elecciones de medio término en ese país, constituyen sin duda uno de los tests ácidos de la lucha de clases mundial que ponen a prueba los programas y posiciones, y que delimitan con claridad reforma de revolución. El veredicto de la vida misma al respecto, es contundente: las corrientes de los liquidadores del trotskismo, tanto a nivel internacional como al interior de los Estados Unidos, no pasaron la prueba. Su bancarrota y su pasaje al campo del reformismo, son totales: en esta prueba, una vez más, han demostrado ser los fieles continuadores del stalinismo, y de su política pérfida de “frente democrático”, de llevar a la clase obrera a apoyar a los imperialistas “democráticos” contra los “fascistas”, y de presionar a los primeros para que cumplan con sus promesas.

Adoradores del voto, la urna y la democracia burguesa imperialista

 

Las corrientes liquidadoras de la IV Internacional, tal como planteamos en el artículo central, no llamaron a votar por el Partido Demócrata en las elecciones. Una parte de ellas –como por ejemplo, la ISO- llevó sus candidatos o llamó a votar por el Partido Verde, el del burgués Ralph Nader, un partido de la burguesía pequeña, comercial y mercadointernista, y de la pequeñoburguesía ambientalista. Es decir, llamaron a apoyar a otra opción burguesa, rompiendo así con toda defensa de una política de independencia de clases en las elecciones del régimen burgués. Otras corrientes sí presentaron allí donde pudieron, sus propios candidatos trabajadores para el senado, diputados o candidaturas locales.

A la hora de evaluar el resultado de las elecciones, más allá de los distintos e inevitables matices, todas ellas parten de la misma premisa: que el resultado de las elecciones es una derrota de Bush, cuando, como planeamos en estas mismas páginas, fueron la heroica resistencia y lucha de las masas iraquíes, de Medio Oriente, y el despertar de la clase obrera norteamericana; es decir, el combate de las masas, el que le propinó una derrota, empantanándolo en Irak y haciendo fracasar los objetivos de su ofensiva contrarrevolucionaria.

Los renegados del trotskismo les dicen a la clase obrera y los explotados de Estados Unidos y del mundo que el resultado electoral les es favorable, cuando, por el contrario, es un enorme triunfo de la burguesía imperialista yanqui que salva al gobierno de Bush, fortalece su régimen y expropia el despertar de la clase obrera norteamericana. Conscientemente, les dicen a las masas que a un gobierno burgués se lo “derrota” en las elecciones burguesas, y no en las calles. Demuestran ser fieles sirvientes de la democracia burguesa, verdaderos fetichistas de las urnas y los votos en las elecciones patronales, fetichistas del sufragio universal. Demuestran así, también, ser continuadores de los revisionistas y renegados del marxismo como Kautsky, Bernstein, Stalin y demás basura representante de la aristocracia obrera del siglo XX.

 

Para los liquidadores de la IV Internacional, la victoria de los carniceros imperialistas del Partido Demócrata sería la “expresión” de la resistencia iraquí y DE la lucha de la clase obrera norteamericana

 

Por esa razón, no sorprende que afirmen que la derrota electoral de Bush y el triunfo de los Demócratas representa una crisis para el régimen imperialista yanqui, y que es la expresión distorsionada de la heroica resistencia iraquí y del despertar de la clase obrera norteamericana que lucha contra la guerra. Como conclusión, para todos de conjunto, la derrota electoral de Bush favorecerá y facilitará el desarrollo de la lucha de los trabajadores y los explotados.

Les dicen a los heroicos milicianos de la resistencia iraquí y a la clase obrera norteamericana que el triunfo del Partido Demócrata –esos imperialistas sanguinarios que apoyaron y apoyan la guerra contra Irak- es una expresión... de su lucha contra la guerra y contra las tropas imperialistas invasoras, ¡cuando, por el contrario, es el desvío y la expropiación de esa lucha!

Veamos algunos botones de muestra. Así, por ejemplo, la LIT-CI plantea: “Es cierto que esta oposición contra la política de Bush no ha generado, hasta ahora, las masivas manifestaciones antiguerra que se produjeron en la época de Vietnam. Pero sí se expresó con mucha fuerza en la elección. El tema de la guerra se transformó en el eje del debate electoral (...) El resultado fue un masivo “voto castigo” contra el gobierno de Bush”. (11/11/2006). O sea que, para la LIT-CI, votando por los Demócratas, las masas norteamericanas “castigaron” a Bush... cuando, por el contrario, las elecciones significaron el salvataje de Bush que seguirá en la presidencia, el fortalecimiento del régimen de los Republicratas, y un verdadero “castigo” para la clase obrera que, por la traición de la dirección que tiene al frente, fue llevada, una vez más, a votar por sus verdugos, los burgueses imperialistas demócratas, los mismos que apoyaron la guerra contra Irak y Afganistán y sostuvieron la política contrarrevolucionaria de ataques contra la propia clase obrera norteamericana.

Y termina planteando la LIT: “Las expectativas de que la masiva votación a los Demócratas cambie el curso de las cosas se verán frustradas. Esto abrirá la posibilidad de que el pueblo estadounidense comprenda que, para lograr sus aspiraciones anti-guerra, será necesario movilizarse contra la política conjunta del gobierno y el Congreso” (ídem). Lo que están planteando es que el resultado electoral facilitará el desarrollo de la lucha de los explotados, porque éstos podrán hacer la experiencia con los Demócratas.

Exactamente con ese mismo argumento, en 2002, el PSTU de la LIT en Brasil llamó a votar por el frente popular de Lula-Alencar en la segunda vuelta de las presidenciales, diciendo que lo hacía para “acompañar” a las masas y que eso aceleraría su experiencia con el PT en el poder, y su ruptura con el mismo. El resultado, cuatro años después... Lula fue reelecto en las elecciones presidenciales, y la clase obrera brasileña está más sometida a la esclavitud y la miseria que cuatro años atrás, y las riquezas del país doblemente saqueadas por el imperialismo.

El MAS de Argentina plantea, en esencia, lo mismo. Así, afirma que “la amplia masa asalariada (...), los inmigrantes que mayormente engrosan las filas de una nueva clase trabajadora (...), las clases medias “progresistas” de las urbes (...) en esta oportunidad le han dado la mayoría a los demócratas y han puesto al país más en “sintonía” con el resto del mundo, por lo menos en lo que hace al repudio a la intervención del imperialismo yanqui en Irak”. Y concluye diciendo: “En síntesis, la derrota de Bush contribuye al desarrollo de la lucha de clases mundial y regional”.

En el mismo sentido se expresan las corrientes de los renegados del trotskismo en los propios Estados Unidos, como por ejemplo la ISO –socia del MST-UNITE de Argentina-, que plantea que “El régimen de Bush que parecía imparable se deshilachó con una velocidad asombrosa cuando se enfrentó a una masiva rebelión de los votantes el pasado martes”.

Dicen todo esto, ¡y no se les cae la cara de vergüenza! Son socialdemócratas confesos, que hablan de “rebelión en las urnas” y demás estupideces. Pero hasta el renegado Kautsky se pondría colorado si los escuchara, y seguramente exclamaría “¡Ni yo llegué a tanto!”.

De la misma manera, el MST- El Socialista (hoy rebautizado Izquierda Socialista) de Argentina, plantea: “... las elecciones fueron utilizadas por millones de personas como una forma de castigar al gobierno y el tema principal, aunque no el único, fue el de Irak...”

¡Solamente colaboracionistas de clase conscientes, herederos del stalinismo, pueden plantear que la victoria de un partido burgués en unas elecciones burguesas con el voto de las masas explotadas puede “facilitar” el camino para la clase obrera!

Por el contrario, los trotskistas afirmamos que es una tragedia para toda la clase obrera mundial que su principal batallón, el proletariado norteamericano, jamás haya logrado conquistar su independencia de clase. Es una tragedia que el proletariado norteamericano –que comenzó su despertar poniendo en pie organizaciones obreras y de lucha independientes de los partidos burgueses y del estado-, por enésima vez en la historia, haya sido subordinado por su propia burguesía imperialista y llevado a apoyar a los candidatos Demócratas.

 

Los renegados del trotskismo culpan a las masas norteamericanas por su “atraso político”, salvándole la ropa a las direcciones traidoras que las someten a su propia burguesía

 

Todas estas corrientes hablan de que los Demócratas “lograron canalizar” el sentimiento de las masas contra la guerra... pero no explican por qué. Así, por ejemplo, el PTS de Argentina no se cansa de repetir que “El Partido Demócrata ha sido el beneficiario del mayoritario sentimiento antiguerra a pesar de su propia política a favor de la guerra”. De la misma manera se expresa la ISO de Estados Unidos, cuando dice “Desafortunadamente, los demócratas... van a ser los beneficiarios del creciente odio hacia Bush y los republicanos. Nos alegrará ver a los republicanos perder, pero tenemos en claro que no se puede esperar nada mejor de los demócratas”.

Ahora bien, ¿por qué los Demócratas, que abiertamente apoyaron la guerra de Irak, que aprobaron las “Leyes Patrióticas”, que votaron a favor de la construcción del muro en la frontera de México, que apoyaron todos y cada uno de los ataques contra las conquistas y el nivel de vida de los explotados e inclusive de los derechos democráticos en los últimos seis años; pudieron aparecer de golpe como “anti-guerra”, “pacifistas”, democráticos”, logrando “beneficiarse” con el voto de millones de obreros y explotados? ¿Por qué cientos de miles de obreros, trabajadores inmigrantes, jóvenes luchadores contra la guerra, que en los últimos tres años pusieron en pie organizaciones de lucha, piquetes contra la guerra, comités de ayuda a las víctimas del Katrina, rompiendo con la burocracia sindical de la AFL-CIO y con el control del Partido Demócrata, fueron llevados nuevamente a votar por esos carniceros imperialistas?

Los renegados del trotskismo no lo explican. Guardan un total silencio al respecto, y, por omisión, achacan de hecho la responsabilidad por ello a las propias masas explotadas, al “atraso de su conciencia”. Es que de lo contrario, tendrían que decir la verdad: que la clase obrera norteamericana, en su despertar, tendió a ir en sentido opuesto a toda subordinación a los imperialistas Demócratas, y que fueron las direcciones stalinistas, castristas y de los propios renegados del trotskismo que hoy están al frente de sus nuevas organizaciones de lucha, las que una y otra vez las pusieron a los pies de los mismos. Porque son esas corrientes las que en 2003 les dijeron que, para frenar el ataque que se preparaba contra Irak, había que unirse con los imperialistas “democráticos” franceses y alemanes y con la cueva de bandidos de la ONU. Son las que hoy les dicen a las masas norteamericanas y a la vanguardia obrera y juvenil combativa que Chávez y su “revolución bolivariana” son el camino; que apoyar a la clase obrera y los campesinos bolivianos es apoyar a Evo Morales y su gobierno expropiador de la revolución; que defender a Cuba es apoyar a la burocracia castrista y a Fidel. Y son Chávez, Fidel, Evo Morales y demás los que pregonan abiertamente, cada vez que pueden, su apoyo al Partido Demócrata contra el “fascista” Bush.

Así, en la “Contracumbre” de Mar del Plata en noviembre de 2005, Chávez se dedicó a alabar a John Kennedy –el que mandó la invasión a Bahía de Cochinos, y también a Vietnam-, y llama a hacer hoy una nueva “Alianza para el Progreso” como la que Kennedy impulsaba en el continente americano. Por su parte, Fidel Castro no pierde ocasión de alabar a políticos demócratas como Jesse Jackson, y de reunirse con ellos cada vez que puede.

En conclusión: las corrientes que se dicen “trotskistas” y “socialistas revolucionarias” les dicen a los trabajadores y los explotados de Estados Unidos que burgueses nacionales como Chávez, gobiernos de colaboración de clases como el de Morales, burocracias restauracionistas como la que encabeza Castro, son “grandes revolucionarios”; y éstos últimos les dicen a las masas que apoyen a los burgueses imperialistas del Partido Demócrata.

El problema entonces, no es el “atraso en la conciencia de las masas”, ni son las masas, sino la política reformista y de colaboración de clases de los señores dirigentes.

Por supuesto que, como para guardar las formas, todas estas corrientes no se olvidan de decir que los Demócratas son tan malos, imperialistas y burgueses como los Republicanos. Hoy se quejan de que los Demócratas “capitalizaron” el “sentimiento antiguerra” de las masas, pero todos los días, en cada organización de lucha, en cada pelea, en cada piquete antiguerra, en cada movimiento por los derechos de los trabajadores inmigrantes, se dedican a darles la dirección de las masas a las corrientes que apoyan abiertamente al Partido Demócrata.

 

Una política de presión... sobre la burguesía imperialista y su Partido Demócrata

 

Pero aquí no termina la bancarrota de los renegados del trotskismo. Ahora, una vez que las elecciones pasaron, les dicen a los trabajadores y a los explotados que... ¡hay que presionar a los Demócratas para que cumplan con lo que prometieron!

Así, dice por ejemplo la ISO: “El electorado ha hablado. Pero es obligación notar que el escándalo de Watergate, aunque acabó con la presidencia de Nixon, no llevó a un curso hacia la izquierda del clima político. Por el contrario, la política de los Estados Unidos se movió decisivamente hacia la derecha en los años siguientes, luego de que el movimiento social de masas de los ’60 y los ’70 pusiera sus esperanzas en que el Partido Demócrata encabezaría el cambio social. (...) no debemos repetir los errores de las generaciones pasadas de militantes de izquierda (...) Los Demócratas no pondrán fin a la guerra de Irak sin una presión sustancial desde abajo. (...) La puerta al cambio social está abierta, pero debemos entrar a la acción para conseguirlo”.

Lo mismo plantea The Spark, un grupo norteamericano ligado al partido francés Lutte Ouvrière: “Estas elecciones les dieron a los Demócratas un mandato para dar un giro de 180 grados en Irak (...) Las elecciones les dieron a los Demócratas el poder de terminar con la guerra en Irak. Podrían ordenarle a Bush cambiar la política inmediatamente en Irak y exigir que retire inmediatamente todas las tropas. Y si Bush se negara, los Demócratas tienen todos los medios para lanzar un procedimiento de destitución contra él y contra el vicepresidente Dick Cheney”.

No se queda atrás el MST-El Socialista que, hay que reconocerlo, tiene el “mérito” de plantear esta política de presión sobre un partido burgués-imperialista con toda brutalidad, cuando dicen que las masas no le dieron a los Demócratas “un cheque en blanco” y terminan planteando: “Esto lo expresó brillantemente el cineasta pacifista Michael Moore: “Ahora comienza el verdadero trabajo. A menos que les estemos encima a estos Demócratas para que hagan lo correcto, harán lo que hacen siempre: echar las cosas a perder a lo grande. Ayudaron a Bush a empezar esta guerra y ahora deben tratar de reparar el daño hecho”.

Más claro, imposible: el que le dicta la política a los renegados del trotskismo es el pacifista demócrata Michael Moore. Se trata de movilizarse para presionar a los Demócratas para que hagan las cosas bien, cumplan y “reparen el daño hecho”. ¡Ya es la más abyecta sumisión a un partido burgués imperialista y al régimen de los Republicratas, el régimen de la potencia imperialista dominante en el planeta!

Pretender presionar a los políticos del Partido Demócrata, es decir, a los dueños e integrantes de los directorios de los monopolios imperialistas yanquis para que dejen sus negocios.; pretender presionar a los dueños del Sillicon Valley, de un puñado de empresas que cotizan por 21 billones de dólares en la Bolsa de Nueva York, presionarlos para que dejen de explotar, de masacrar, de embolsarse sus fabulosas ganancias, es como decirle al diablo que se vuelva ángel, o al más feroz de los leones africanos que renuncie a la carne y se vuelva vegetariano! ¡Traidores! ¡Son todos sirvientes del gran capital imperialista, al servicio de envenenar la conciencia de los explotados!

Pero no es de sorprender: esa misma política ya se había expresado, por ejemplo, en el Estado Español: allí, frente a la derrota del PP y el triunfo electoral del PSOE en las elecciones del 14/3/2004, los renegados del trotskismo salieron a plantear que la victoria de Zapatero era la expresión de la lucha de la clase obrera española contra la guerra de Irak, cuando en realidad fue la expropiación de ese combate por parte del régimen burgués imperialista de la monarquía españolista, precisamente para impedir que el levantamiento de las masas luego de los atentados de Madrid, al grito de “¡Ustedes hacen la guerra, nosotros ponemos los muertos!”, terminara en una irrupción revolucionaria.

Lo que estamos viendo hoy no es más que la forma “norteamericana” que adquiere la política que estas corrientes llevan adelante en América Latina y en el mundo, centralizados bajo el comando de Chávez, Castro y el Foro Social Mundial. Es la versión norteamericana de la política del frente P-SOL, PSTU y PCB en Brasil, de contener y estrangular todo proceso de ruptura de franjas de las masas con el PT y la burocracia de la CUT, encauzarlo dentro del régimen cipayo del pacto social y garantizar... que Lula vuelva a ganar las elecciones. Es la misma política de presión “por izquierda” sobre el “presidente Chávez” y su “revolución bolivariana” que impulsan todos los renegados del trotskismo agrupados en el PRS venezolano y que dirigen la UNT. Es para lo que se preparan en Francia los pablistas-mandelistas de la LCR: para ubicarse como instrumento de presión "por izquierda" sobre el próximo gobierno imperialista del Partido Socialista y el PC, si Segoléne Royal gana las presidenciales de 2007.

Si todos los renegados del trotskismo, presionando y presionando al Partido Demócrata, logran que uno solo de los monopolios yanquis del lobby demócrata les restituya a sus obreros todas las conquistas que les arrebataron, la jubilación, el seguro de salud, los salarios, el derecho a huelga, etc.; si presionando y presionando, logran que los Demócratas retiren todas las tropas de Irak sin tirar un tiro ni asesinar a un solo explotado iraquí más; si presionando y presionando, logran que el parlamento controlado por los Demócratas juzgue y castigue por genocidio y crímenes de lesa humanidad a Bush, Rumsfeld, Cheney, al directorio de la Halliburton y demás monopolios que hicieron fortunas masacrando en Irak, y también a todos los políticos –Republicanos y Demócratas- que votaron los créditos de guerra para Bush; y que liberen a los presos de Guantánamo y demás cárceles secretas de la CIA que pueblan el planeta; los trotskistas internacionalistas nos comprometemos a declarar públicamente que el marxismo está equivocado y a retirarnos de la actividad militante. Pero les advertimos: es más fácil que un camello pase por el ojo de un aguja, antes que toda la “presión” del mundo logre que los Demócratas yanquis dejen de ser... burgueses, imperialistas, carniceros, masacradores de los pueblos del mundo, explotadores de su propia clase obrera. Ese es el desafío que les lanzaríamos a los destructores de la IV Internacional devenidos en reformistas y stalinistas, si no fuera que el resultado de su política de colaboración de clases, de sostén de las direcciones traidoras, se contabiliza en huesos, músculos y nervios desgastados de obreros superexplotados en Estados Unidos, y en más sangre derramada y nuevos mártires de la heroica resistencia y de las masas iraquíes.

 

FLT