Hacia la 3ª Pre-Conferencia del Comité de Enlace por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias

El Comité de Enlace por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias marcha a la realización en el próximo mes de julio, de su 3º Pre-Conferencia. Dicho Comité se puso en pie hace un año, sobre la base de cinco puntos fundacionales principistas: una posición principista frente a la guerra de agresión imperialista contra Irak; contra el Foro Social Mundial; contra el frente popular y toda política de colaboración de clases, la reafirmación de la lucha contra los renegados del trotskismo; y la defensa de los principios y la moral proletaria y revolucionaria.
En su segunda Pre-Conferencia, realizada en febrero de 2005, se resolvió explorar la posibilidad de avanzar en conquistar nuevos puntos de acuerdos que permitan dan un salto en la homogeneidad programática del Comité de Enlace. Presentamos aquí, entonces, hacia la 3ª Pre-Conferencia, la propuesta de puntos programáticos que desde la FTI-CI hemos puesto a debate y consideración de todos los grupos y tendencias que conforman el Comité de Enlace.


El Comité de Enlace marcha hacia su 3º Pre-Conferencia, bajo el signo de nuevos acontecimientos en América Latina que tienen su punto más agudo en el reinicio de la heroica revolución de los obreros y campesinos bolivianos, anticipada por la reapertura de revolución ecuatoriana.
En los meses que han pasado desde febrero, cuando el Comité de Enlace se reuniera en su 2ª Pre-Conferencia, nuevos hechos de la lucha de clases mundial han marcado con claridad una nueva línea divisoria entre reformistas y oportunistas liquidadores del trotskismo, y trotskistas principistas.
Por ello, partiendo de lo ya conquistado, las organizaciones que conformamos el Comité de Enlace por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias, tenemos el desafío de sacar lecciones revolucionarias de los combates dados y apostar a conquistar nuevos saltos programáticos que nos permitan estar a la altura de los combates actuales de nuestra clase, contribuir a preparar los próximos, y al mismo tiempo, marcar con mayor claridad un límite al centrismo, al oportunismo y al sectarismo.
Fortalecer al Comité de Enlace con nuevos saltos programáticos se vuelve imprescindible para poder redoblar el combate común contra los liquidadores de la IV Internacional, que han abandonado el trotskismo, se han ido al Foro Social Mundial y a postrarse definitivamente ante el castrismo, y son hoy un verdadero "Club de limones exprimidos" utilizados por los regímenes y las direcciones traidoras para que les cubran el flanco izquierdo.
Las fuerzas principistas de trotskismo debemos golpear la mesa y agruparnos a nivel internacional de manera inmediata. Por ello, es necesario avanzar en conquistar una Conferencia Internacional que, sobre la base de un programa claro, ponga en pie un centro internacional transitorio con centralismo democrático de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias, que actúe de forma centralizada y golpee hacia fuera como un solo puño con el programa común conquistado, y que al mismo tiempo desarrolle una amplia y democrática discusión interna para procesar las inevitables diferencias. Un centro internacional que se delimite claramente y que no permita en su seno a corrientes que apoyan a las burguesías nacionales, o capitulan al stalinismo y a las aristocracias y burocracias obreras de los países imperialistas, y nque nos permita a los trotskistas principistas enfrentar centralizadamente a las direcciones traidoras y a los liquidadores del trotskismo, y abrirnos un camino a los obreros avanzados del mundo para volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista que, para quienes integramos la FTI-CI, no puede ser otro que la IV Internacional refundada.
Para contribuir a avanzar hacia este objetivo, desde la FTI-CI ponemos a debate y consideración de todas las organizaciones integrantes del Comité de Enlace, la propuesta de puntos programáticos que a continuación desarrollamos.

Volver arriba


Propuesta de puntos programáticos


1) En defensa de la Teoría de la Revolución Permanente y del Programa de Transición, combatimos a los renegados del trotskismo que han abrazado la seudoteoría stalinista de la revolución por etapas pregonando más o menos abiertamente que en los países semicoloniales y coloniales la clase obrera debe subordinarse a la burguesía nacional para primero derrotar al imperialismo, y recién entonces en una segunda etapa estará planteado luchar por la revolución obrera y socialista. Apoyan a las burguesías nacionales como lo han hecho con Chávez en Venezuela y lo hacen hoy con Palacios en Ecuador. Y en Argentina, Brasil y Bolivia actúan como críticos "de izquierda" o como grupos de presión sobre los gobiernos de Kirchner, Lula y Mesa, actuando, al decir de Trotsky, como "capituladores de capituladores".
Combatimos a los liquidadores del trotskismo que han roto abiertamente con el programa de Transición, y que mientras hablan de socialismo y revolución los días de fiesta, todos los días se limitan a levantar un programa mínimo, renegando de esta forma de la lucha por la revolución y la toma del poder por el proletariado.
Combatimos a los destructores de la IV Internacional que han abandonado la lucha por la revolución política en Cuba, en momentos en que esta tarea inscrita en el programa de la IV Internacional se pone al rojo vivo hoy en Cuba.

2) Reafirmamos que hoy, como ayer, entre stalinismo y trotskismo hay un río de sangre; el mismo río de sangre que hay entre contrarrevolución y revolución. Por ello, denunciamos y combatimos a los liquidadores del trotskismo que en Europa se subordinan a las aristocracias y burocracias obreras y ponen en pie partidos únicos de la "Izquierda anticapitalista" con stalinistas, burócratas sindicales y reformistas de todo pelaje.
Denunciamos abiertamente la impostura que está montando la burocracia castrista, con la colaboración de los renegados del trotskismo de los Estados Unidos, de Alan Woods y su Tendencia Marxista Internacional, del MST de Argentina y la UIT-C, entre otros, poniendo en pie con Celia Hart Santamaría un ala de la burocracia que se dice "trotskista", y que intenta utilizar las limpias banderas del trotskismo para pasar su política contrarrevolucionaria y de colaboración de clases en América Latina y los Estados Unidos, y para encubrir "por izquierda" los negocios que está haciendo la burocracia preparando la restauración capitalista en Cuba y su propio reciclaje en burguesía.

3) Reafirmamos el carácter internacional de la revolución proletaria, y afirmamos que la imposición de la restauración capitalista en los ex estados obreros a partir de 1989 es la trágica y definitiva refutación histórica de la seudoteoría stalinista del "socialismo en un solo país". Reafirmamos que, como decían los bolcheviques-leninistas en los '30, la toma del poder por el proletariado se realiza en un país, pero el carácter de la revolución es internacional. El proletariado que triunfa en un país debe fortalecer su dictadura nacional con la construcción socialista que forzosamente será incompleta y contradictoria hasta que la clase obrera se haga del poder en al menos una serie de países imperialistas. Al mismo tiempo, el proletariado victorioso en un país debe poner todos sus esfuerzos en expandir la revolución socialista a otros países. Sólo una decidida actividad revolucionaria podrá resolver la contradicción entre el carácter nacional de la toma del poder y el carácter internacional de la revolución socialista
Los acontecimientos del último período y los nuevos que se están sucediendo en América Latina no hacen más que reafirmar este carácter internacional de la revolución, mostrando que hay un único proceso de la revolución latinoamericana del cual Argentina, Bolivia, Ecuador, etc., no son sino eslabones, como lo es también la lucha por la revolución política en Cuba.
Contra los liquidadores del trotskismo que nos hablan de una "Europa democrática y social", o una "Europa de los trabajadores" pero que tiene su límite en el Oriente de Alemania y que cínicamente deja en el olvido a los pueblos oprimidos de ese continente, afirmamos que la experiencia de los últimos años demuestra con claridad que la clase obrera alemana, francesa, inglesa, italiana, etc., no podrán liberarse a sí mismas si no es en concurso y estrecha unidad, y tomando como propias las demandas de los pueblos vasco, irlandés, kosovar, checheno, oprimidos por sus propias burguesías imperialistas y por la nueva burguesía rusa. No podrán hacerlo si no es en unidad con los trabajadores y los explotados de los ex estados obreros del Este y Rusia en lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias, y en unidad con los trabajadores y campesinos del mundo semicolonial explotados y expoliados por sus propias burguesías imperialistas.
Afirmamos que son las direcciones contrarrevolucionarias de las masas las que a cada paso dividen y desincronizan la lucha de la clase obrera a nivel internacional, llevando a los trabajadores de las potencias europeas y de los Estados Unidos a la subordinación a sus propias burguesías imperialistas, y a los de los países semicoloniales y los pueblos oprimidos a la subordinación a las burguesías nativas.
No habrá entonces revolución socialista internacional sin una organización revolucionaria mundial que pueda sincronizar la lucha revolucionaria de la clase obrera de los países imperialistas, del mundo semicolonial, y de los ex estados obreros, derrotando a las direcciones traidoras. Volver a poner en pie ese partido mundial de la revolución socialista es el combate de quienes conformamos el Comité de Enlace, que luchamos por una Conferencia Internacional que ponga en pie un centro internacional con centralismo democrático de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias.

4) Reafirmamos la lucha revolucionaria por la conquista del poder y la implantación de la dictadura del proletariado como único medio para transformar la sociedad capitalista en sociedad socialista. La lucha revolucionaria de las masas ayer en Palestina, Argentina, hoy en Bolivia y Ecuador, confirma que cuando comienza en un país una situación pre-revolucionaria o revolucionaria, el eje del programa y de la acción de los revolucionarios debe ser la lucha por poner en pie, desarrollar, extender, centralizar los organismos de democracia directa y de autodeterminación de las masas en lucha y conquistar su armamento, es decir, poner en pie los soviets para que sean los órganos de la insurrección proletaria y luego, los órganos de poder.
Estas experiencias muestran también, contra los renegados del trotskismo que las utilizan como un dogal echado al cuello del proletariado, que las consignas mínimas y democráticas deben ser siempre episódicas y utilizadas sólo en tanto y en cuanto contribuyan a desarrollar la movilización revolucionaria de las masas, su autoorganización y su armamento, y las acerque a la insurrección y a la toma del poder.
En los países coloniales y semicoloniales las consignas democrático-revolucionarias y antiimperialistas centrales son la ruptura con el imperialismo y el problema de la tierra, cuestiones que sólo podrán ser resueltas íntegra y efectivamente con la imposición de la dictadura del proletariado.
El aplastamiento a sangre y fuego de la clase obrera y el pueblo palestino; el estrangulamiento de la lucha revolucionaria de las masas en Argentina; la contención que a cada paso les imponen a los obreros y campesinos en Bolivia, y los actuales acontecimientos en Ecuador ponen al rojo vivo, como parte de la lucha por el partido mundial de la revolución socialista, el combate por poner en pie partidos revolucionarios, trotskistas, internacionalistas e insurreccionalistas en cada país, capaces de conducir a las masas a la victoria.

5) Reafirmamos y reivindicamos la lucha contra las aristocracias y burocracias obreras de todo tipo, por la más amplia democracia obrera, contra la estatización de los sindicatos y de las organizaciones obreras, y por una dirección revolucionaria de los sindicatos.
En la experiencia viva de la intervención en común en el proceso de la CONLUTAS en Brasil, y de la Intersindical en Argentina, hemos conquistado un programa y una lucha común contra la subordinación de los sindicatos al estado burgués, contra toda intervención del estado, sus ministerios de trabajo, sus conciliaciones obligatorias. Por tirar abajo a la burocracia sindical, y por la más amplia democracia obrera, la de las asambleas soberanas de los trabajadores y su votación a mano alzada. Un programa que rechaza y combate tanto los intentos sectarios de construir "sindicatos rojos", como el fetichismo sindical que tolera pasivamente el control de la aristocracia obrera y la burocracia sindical sobre la amplia mayoría de la clase obrera.
Hemos conquistado un programa de lucha por que los dirigentes sindicales ganen el salario medio de los obreros que representan, que sean revocables en cualquier momento por las asambleas de base, y que cuando finalicen su mandato no puedan ser reelectos y vuelvan a trabajar. Un programa de lucha por poner en pie comités de fábrica y piquetes de huelga, que son los únicos que podrán unir a los trabajadores efectivos, contratados, en negro, por agencia, sindicalizados o no, es decir, organizar a las capas más explotadas del proletariado, junto a comités de trabajadores desocupados, de campesinos, etc., y otras organizaciones presoviéticas que respondan a las necesidades de la lucha de las masas. Un programa de lucha por poner en pie en cada combate del proletariado y los explotados, los piquetes y los comités de autodefensa, es decir, los embriones de la milicia obrera. Es decir, un programa de lucha por una dirección revolucionaria de los sindicatos que impulse una estrategia soviética para el proletariado.

6) La experiencia reciente y trágica de Palestina, de Irak, y de Venezuela, muestra que las burguesías nacionales de las colonias y las semicolonias, como socias menores del imperialismo, pueden bajo determinadas circunstancias, intentar regatear su tajada de los negocios y de la plusvalía arrancada al proletariado. Inclusive, para ello, puede utilizar como chantaje al imperialismo la amenaza de la movilización de las masas. Pero como clase poseedora temen más que a nada a la revolución proletaria, y por ello siempre terminan alineadas con el imperialismo contra las masas.
Reafirmamos entonces la tesis central de la Teoría de la revolución Permanente de que sólo la clase obrera como caudillo de las masas campesinas y de la nación oprimida, puede resolver íntegra y efectivamente las tareas democrático-revolucionarias y antiimperialistas en los países coloniales y semicoloniales, mediante la imposición de la dictadura del proletariado. La alianza obrera y campesina sólo puede realizarse luchando irreconciliablemente contra la influencia de la burguesía nacional-liberal.
Reafirmamos que los revolucionarios no tenemos problemas en impulsar la más amplia unidad de acción antiimperialista que signifique aunque sea un pequeño paso adelante en la lucha de las masas contra el imperialismo, pero manteniendo siempre la más absoluta independencia política, programática y organizativa, y una firme oposición e intransigencia ante toda corriente burguesa, esté ésta en la oposición y un millón de veces más si está en el gobierno. Frente a una agresión militar imperialista a un país colonial o semicolonial, nos ubicamos en el terreno militar de la nación oprimida, sin que ello signifique ningún tipo de apoyo político a la burguesía nacional y a su gobierno.
Reafirmamos que bajo ninguna circunstancia los revolucionarios podemos dar apoyo político a un gobierno burgués, puesto que eso significa renunciar a luchar por su derrocamiento revolucionario y por la imposición de un gobierno obrero y campesino basado en la autoorganización y el armamento de las masas, el único que podrá resolver íntegra y efectivamente los fines de la revolución democrática -emancipación nacional y el problema de la tierra- y avanzar en ataque al derecho de propiedad para resolver las demandas más acuciantes de la clase obrera y de las amplias masas explotadas.

7) Reafirmamos la defensa de la revolución cubana frente al imperialismo, pero también frente a la contrarrevolución interna. Defendemos a Cuba frente al imperialismo con los métodos de la lucha revolucionaria de clases, es decir, con la lucha revolucionaria y antiimperialista de los obreros y campesinos de América Latina, de los Estados Unidos y del mundo. Denunciamos y enfrentamos la política internacional contrarrevolucionaria y de colaboración de clases de la burocracia castrista que busca estrangular el combate de los explotados de América Latina y de los Estados Unidos para poder consumar la restauración capitalista y su propio reciclaje en burguesía.
Contra la contrarrevolución interna, luchamos por una revolución política que derroque a la burocracia castrista y que imponga una verdadera democracia obrera basada en consejos de obreros, campesinos y soldados y en el armamento de las masas, para revertir todas las medidas restauracionistas, reestablecer la propiedad nacionalizada, el monopolio del comercio exterior y la economía planificada democráticamente por los obreros y campesinos, y transformar a Cuba en un bastión de la lucha por la revolución latinoamericana, norteamericana y mundial. Luchamos por ¡Abajo la burocracia con sus condecoraciones, rangos, medallas y privilegios!; por que todos los burócratas vuelvan a trabajar cobrando el salario medio de un obrero cubano en pesos cubanos; por terminar con los salarios diferenciales, los premios por producción, etc. en las empresas mixtas e imperialistas, y por mayor igualdad salarial en todas las fábricas y empresas del país. Luchamos por terminar con el sistema de las dos monedas -expresión de la crisis de la economía de transición y del avance del plan de restauración capitalista-, y por imponer un régimen de economía de transición basado en los soviets y en la más amplia democracia obrera para controlar el mercado, retomando la estrategia leninista de "electrificación, más soviets, más revolución socialista mundial".
El levantamiento revolucionario de los obreros y campesinos de Kirguiztán; la continuidad de la heroica resistencia del pueblo checheno masacrado y oprimido por la burguesía gran rusa, la resistencia durísima que ha comenzado la clase obrera china en los socavones de la esclavitud adonde la han confinado, muestran que el combate por la revolución política en Cuba, es inseparable de la lucha por una nueva revolución social que en China, Rusia, la ex Repúblicas soviéticas, los estados del Este de Europa, etc. -entregados por el stalinismo a la restauración capitalista- derroque a los regímenes y gobiernos burgueses restauradores, y imponga la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias. Tarea fundamental que tiene que ser inscripta en las banderas de combate del proletariado mundial, y en particular, en las del proletariado de las potencias imperialistas europeas y de los Estados Unidos.

8) Reafirmamos la concepción leninista de que el régimen interno de una organización es el producto del programa y la política que ésta defiende; que hay un vínculo indisoluble entre programa y régimen interno. El régimen centralista burocrático de las corrientes oportunistas liquidadoras del trotskismo, no es más que la expresión en el terreno de la organización de su adaptación a los regímenes burgueses y a las direcciones traidoras, de su abandono del programa marxista y de la lucha por la dictadura del proletariado y la revolución mundial.
Democracia interna y plena libertad en la discusión para que haya educación revolucionaria; unidad completa en la acción, para que haya acción revolucionaria, son los principios del centralismo democrático leninista.
Reafirmamos que "la democracia partidaria es un pre-requisito necesario para el sano desarrollo de los partidos proletarios revolucionarios tanto a escala nacional como internacional. No hay partido verdaderamente revolucionario sin libertad de crítica, sin la elección de los funcionarios desde abajo hacia arriba, sin el control del aparato por la base.
"La necesidad de mantener el secreto en condiciones de ilegalidad cambia completamente la forma de funcionamiento de la vida interna de un partido revolucionario y hace difíciles, si no totalmente imposibles, la discusión amplia y las elecciones. Pero aún en las condiciones y circunstancias más difíciles mantienen toda su vigencia los requisitos básicos de un régimen partidario sano: información honesta sobre el partido, libertad de crítica y una real unidad interna entre la dirección y la mayoría partidaria" ("La declaración de los Cuatro: Sobre la necesidad y los principios de una nueva internacional, 26/08/1933).

5 de mayo de 2005.-

Volver arriba



Acuerdos programáticos fundacionales del Comité de Enlace por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias

El Comité de Enlace se constituyó en Diadema, San Pablo (Brasil), en la pre-Conferencia realizada en julio de 2004. Extractamos aquí de su Acta de constitución, los puntos programáticos principistas de acuerdo sobre la base de los cuales éste se puso de pie. El Acta completa fue publicada en el BIOI Nº 3 Nueva Época, de Agosto de 2004.

"-Frente a Irak y la guerra de agresión imperialista: estamos en la trinchera militar de toda nación oprimida agredida por el imperialismo, por su victoria militar y por la derrota del imperialismo. Luchamos por la dirección proletaria revolucionaria de la guerra nacional y antiimperialista que la transforme en el inicio de la revolución socialista en el país oprimido y en el seno de la nación imperialista agresora.
No es revolucionario ni antiimperialista todo aquel que en los países imperialistas no esté por la derrota de su propio imperialismo y por el triunfo de la clase obrera y de las naciones oprimidas por ese mismo imperialismo.

-Combatir contra las direcciones traidoras de la clase obrera, socialdemocracia, stalinismo, burocracia y aristocracia obrera, la gran mayoría de ellas agrupadas en el Foro Social Mundial, que pretende reformar el estado capitalista.

-Contra el frente popular y contra los gobiernos de los partidos obreros - burgueses en el poder. Contra toda política de colaboración de clases. Denunciar y enfrentar el rol contrarrevolucionario del gobierno de Lula, y del castrismo, y su política continental de contención con la que estrangulan la lucha revolucionaria de las masas de América Latina y sostienen a los gobiernos y regímenes lacayos del imperialismo.

-Enfrentamiento y lucha contra los renegados y liquidadores del trotskismo. Contra el centrismo pseudotrotskista que en la práctica se subordina a los aparatos reformistas, y que, como por ejemplo, en Brasil, o bien integran con ministros el gobierno proimperialista de Lula como en el caso de Democracia Socialista (Secretariado Unificado), o bien actúan como grupos de presión sobre el mismo como el PSTU.

-La defensa de los principios y la moral proletaria y revolucionaria, tal como está planteado en los 21 puntos, en su punto 19: "La socialdemocracia, el stalinismo y las burocracias sindicales liquidaron los más elementales principios y moral de clase. Los centristas, revisionistas y liquidadores de la IV Internacional los siguen en este camino. El proletariado tiene sed de franqueza, de honestidad, de devoción, de la más amplia democracia obrera. Para discutir, para resolver y para actuar, los trabajadores y la juventud deben desterrar de las organizaciones obreras el método introducido por estas direcciones que intentan dirimir o acallar las diferencias políticas al interior del movimiento obrero mediante la calumnia, las amalgamas y la violencia física"."


Volver arriba